Doctober Stone - SenGen (Dr. STONE)

Día 27: Winter days/Días de invierno (StanXeno)

La primera nevada en el mundo de piedra había llegado antes de lo que esperaban, pero Xeno, en su infinita inteligencia, se había preocupado de preparar todo lo necesario para que no murieran de hipotermia; desde calzados y vestimentas abrigadoras, hasta un lugar donde refugiarse, el cual aun estaba en construcción (planeando convertirse finalmente en algo parecido a un castillo) pero lo suficientemente completo como para usarlo de refugio y no tener que irse a algunas cuevas

Habían sido largos meses de trabajo, para lograr tener la comodidad suficiente para los meses de invierno.

Pero ahora se podían dar el tiempo para descansar de todo lo que habían hecho y disfrutar del clima helado.

Como lo hacían Stanley y Xeno.

Ese día, como nunca, Stan había logrado sacar a Xeno del pequeño laboratorio que había logrado adquirir en estos meses y lo llevó hasta la habitación que compartían. Xeno en un principio no había querido dejar el lugar tan rápido, pero de luego pensarlo unos momentos accedió. Hace mucho tiempo (por no decir años) que no tenía un momento de tranquilidad e intimidad con su esposo, incluso en el mundo moderno. Las constantes investigaciones y trabajos de Xeno en la NASA y las misiones de Stanley en el ejército habían hecho que ambos se distanciaran, a pesar de vivir juntos. 

Solo se veían en las noches cuando ambos llegaban de una larga jornada laboral y si tenían suerte podían quedarse unas horas conversando mientras cenaban. Cuando no tenían tanta, Xeno se preparaba algo rápido y se encerraba en el laboratorio personal que tenía en casa para seguir con investigaciones del trabajo.

Por otra parte, sus días libres coincidían pocas veces y cuando lo hacían, ambos estaban lo suficientemente cansados como para hacer algo realmente.

Fueron unos duros años.

Pero ahora esos momentos quedaron atrás; no habían jefes que lo mandaran, no habían guerras, no había misiones. Nada de eso existía en ese mundo de piedra. Ambos eran por fin dueños de sus vidas y podían hacer lo que quisieran con ellas.

Por ello, Xeno se permitió deslizarse por las suaves mantas, mientras Stan le entregaba una taza de té caliente y disfrutaba de aquella helada tarde de invierno.