⿻,,𖧧┊En la noche de brujas el sol se esconde, una completa oscuridad como un oasis en el desierto, una eterna noche con una eterna luna.
En la noche de brujas unos se disfrazan, otros lo celebran y otros sencillamente lo ignoran. Sin embargo, detrá...
Mastica el vientre con mucho cuidado, dejando que las carnes crujan entre sus dientes. Hay una belleza excéntrica en la manera en la que sus órganos brillan, y lo entiende, está tan enamorado que comprende la naturaleza de su regocijo. Entiende como un noble deportista mantiene en forma su tono muscular, con la disciplina que se requiere para mantener un buen cuerpo, firme, hermoso y, sobre todo, provocativo. Porque esos eran los más fáciles de tragar, y sobre todo, sus favoritos.
Tae Hyung ama con toda el alma la manera en la que el metálico sabor de la sangre seduce, desde su lengua hasta su paladar. Ama la manera en la que un corazón latente mantiene a la sangre caliente solo para él. Porque lo sabe, los seres humanos se sienten honrados de ser engullidos por su maravillosa existencia. En medio de la noche, el brillo ígneo de sus escleróticas negras, adornadas por pupilas rojas sedientas de sangre, relucen entre un plenilunio tímido que se cuela entre las cortinas de seda en los grandes ventanales de la mansión de los Kim.
Arriba, Jeon viene a visitarle.
Lo conoce tan bien… Por eso es que Jung Kook acude a su llamado a la primera señal. Jeon da un aviso al piloto para que se mantenga en posición, mientras observa desde la lejanía los techos de la mansión. Deja de comer los aperitivos que trajo para el camino, se limpia los dedos de sangre con un pañuelo y lo tira en alguna parte del helicóptero, sin percatarse realmente en dónde.
Patea el cadáver y salta hacia el vacío.
Había entrado como intruso. Un híbrido como él no tendría por qué estar metido en la mansión de aquellos alemanes. Pero la tentación es maldita, y el corazón es caprichoso. Es por eso que no dudó ni un instante saltar de aquel helicóptero para caer en el techo de una de las casonas de la familia; allí en donde los medios humanos yacían escondidos de la consciencia del mundo.
Y es que, las verdades ocultas son terribles, pero eso Jeon Jung Kook estaba a punto de averiguarlo.
Cayó de pie, como los gatos. El cemento frío de la azotea a penas le hizo cosquillas en la planta de los pies. Se tambaleó un poco pero logró mantener el equilibrio para no caer de bruces cuando Tae Hyung apareció, con aquel estrafalario traje borgoña traído de París y ese cabello largo adornado en tintes negros que contrastan a la perfección con su piel canela.
