⿻,,𖧧┊En la noche de brujas el sol se esconde, una completa oscuridad como un oasis en el desierto, una eterna noche con una eterna luna.
En la noche de brujas unos se disfrazan, otros lo celebran y otros sencillamente lo ignoran. Sin embargo, detrá...
Cuando ingresó al elevador, el hedor apareció nuevamente.
Quiso ignorarlo y concentrarse en lo suyo, seleccionando el piso al que debía dirigirse para continuar con la guardia que le correspondía aquella noche en el hospital, pero ese desagradable olor rancio y podrido, similar al de carne descompuesta, llegó hasta sus fosas nasales para quedarse ahí un largo rato, mientras el elevador se movía más lento de lo normal.
Su nariz se arrugó, como reacción natural al mal olor, y sus ojos buscaron el origen de tan nauseabundo aroma; pero al pasar la mirada por cada una de las esquinas del ascensor, no encontró algo fuera de lo normal. Lo único que no le agradó, fue el reflejo de su rostro cansado por tantas horas de trabajar sin descanso en el hospital.
Taehyung suspiró cuando notó las bolsas negras bajo sus ojos y sus labios curvados hacia abajo. Sintió un poco de tristeza y pena por sí mismo, por el mal estado en el que se encontraba, pero un poco de sueño o hambre no importaban si podía hacer lo que más le gustaba.
Miró la hora en su celular, soltando una maldición por lo bajo, cuando vio que no pasaban de la media noche; aún faltaban horas para que terminara su turno, y lo único que podía hacer hasta ese entonces, era continuar trabajando.
Regresó sus ojos hasta su reflejo, poniendo una mueca resignada al encontrarse nuevamente con su aspecto fatigado. En realidad no se sentía mal, solo era un poco de cansancio por todo el tiempo que había pasado en el hospital, y por ese horrible olor que lo había estado persiguiendo por todo el hospital, desde que el turno nocturno comenzó.
No importaba a dónde se dirigía, podía estar en Urgencias o en la cafetería y, tras unos pocos minutos, la hediondez llegaba hasta él, provocando un inminente mareo y náuseas intensas, el olor era tan fuerte y desagradable que podía compararlo con un destripadero de ganado.
Fue inevitable no pegar una arcada cuando el olor a huevo podrido y vinagre se colaron por su nariz de manera agresiva. Dio una bocanada de aire, esperando que, así como el olor había llegado, este se fuera en un momento más. Estaba un poco mareado, debido a la carga de trabajo que Namjoon —el médico jefe— le había dado, pero también porque no aguantaba más esa fetidez.
