El camino se hace un poco largo, mis pies ahora se dirigen hacia la casa de mi novio Jean. Una sonrisa estaba pintada en mi rostro, justo hoy cumplíamos nuestro primer año de noviazgo, y me sentía completamente feliz.
En mis manos sostenía una caja blanca con pequeñas decoraciones rosas a sus costados. En su interior llevaba pequeños detalles; regalos, dulces, fotografías e incluso algunas serpentinas. Me había desvelado para poder tener listo su regalo, pero no me importaba, valía la pena los desvelos, todo por verlo feliz.
Mis pasos eran tranquilos y relajados, no tenía prisa por llegar a su casa. Con dificultad mire el reloj de mano que tenía en mi muñeca este marcaba 6:00 p.m.
No le había avisado que iría a su casa, quería que fuese una sorpresa. Al pasar el tiempo cada vez estaba más cerca, mire a mis costados observando que no hubiese un auto cerca, cruce la calle y seguí el camino, al llegar a la otra esquina doble la calle, suspire feliz al ver como cada vez la casa de Jean se hacía más grande a mi vista. Baje el regalo a mis pies cuando estaba a la puerta de su casa, suspire antes de tocar el pequeño botón del timbre, algo nerviosa comencé a tambalear mi pie, la puerta se abrió y por ella vi a aquella mujer de cabezo rubio, la mama de Jean.
—Oh, Jennie pasa mi amor. No sabía que vendrías hoy—Me miro con una sonrisa cálida— Jean no menciono nada...
—Descuide Sandra, ni él sabía que vendría ...quise darle una sorpresa, hoy es nuestro aniversario—Dije con voz melosa.
—Entra cielo, está arriba en su cuarto. —Dijo mientras se hacía a un lado dejándome pasar—Si gustas, podrías dejar ese regalo aquí—Señalo el rojo sofá—Se ve pesado, para que estés cómoda...
—Muchas gracias Sandra, pero quiero darle ahora mismo su regalo. —comente amable.
—Estaré en la cocina por si necesitas algo Jennie. —Asentí lentamente y observe como cada vez se alejaba más, su cuerpo desapareció justo cuando cruzo aquella puerta color mármol.
Subí las escaleras sintiendo como mi estomago comenzaba a revolverse, ignoré aquel malestar, al llegar a la segunda planta comencé a caminar hacia el fondo del pasillo que era en donde se encontraba la habitación de Jean. Al paso de acercarme unos ruidos muy extraños e inusuales comenzaron a escucharse, con la mirada confundida sigo caminando tal vez debía ser su hermano.
Un mal presentimiento me llego a mi pecho y sin querer los bellos de mi piel se levantaron muy lentamente, un nervio apareció recorriendo mi columna vertebral, solía ocurrirme cuando estaba muy nerviosa.
Mi corazón comenzó a palpitar con mayor fuerza justo cuando me detuve en la entrada de su habitación, los ruidos extraños se escuchaban con mayor intensidad dentro de la habitación de jean, no era la de su hermano y eso alarmo a todos mis sentidos
Algo dentro de mí me dijo que no tocara la puerta y algo más al fondo me dijo que lo hiciera con sigilo.
Hice lo que muy al fondo mío sabia, la abrí lentamente girando el picaporte, mis ojos se abrieron en grande al ver lo que estaba pasando. Mi estomago se contrajo y sentí mi corazón latir con más fuerza e intensidad.
No podía creer lo que estaba viendo, debía ser una mentira...
O eso era lo que quería pensar mi mente
El cuerpo de Jean se movía sobre aquella chica mientras ambos gemían con fuerza, el pelo de la chica era un desastre y no se podía ver su rostro. Me torturaba verlo y mi cuerpo quería salir huyendo y desear borrar aquellas escenas, pero una parte de mi me dijo que me quedara.
Un fuerte dolor se instaló en mi corazón que cada vez me abrumaba más, con mis manos temblado deje caer la caja y el ruido los sobresalto.
Ahora mismo no me importaba si se habían dado cuenta de mi presencia, con dolor deje caer la primera lagrima. Los ojos de jean se encontraron con los míos y por primera vez vi su rostro demasiado pálido, el color se le fue del cuerpo. Sentí mi rostro empaparse al pasar el tiempo y por primera vez mi corazón dolía con fuerza.
Lleve mis ojos a aquella chica y la mire directamente con asco, esto era asqueroso.
—Jean...—Susurre con dolor.
—Amor, no es lo que parece...—Dijo tembloroso. Camino rápidamente hacia mi sin importar que estuviese desnudo.
—¡Mierda jean! ¡Por lo menos cúbrete! —Grité, sentí mi voz quebrarse cuando esas palabras salieron de mí.
Tomo un bóxer negro que estaba tirado a un costado de la cama y se lo coloco con rapidez.
—Déjame explicártelo amor, no es lo que parece...—Sin poder aguantarlo más, mi mano se estrella en su mejilla derecha y su cara se voltea hacia esa dirección, una de sus manos toca su mejilla y su cara muestra un gran arrepentimiento.
—¡¿Qué me vas a explicar, Jean?! ¡Todo está claro! —Escupo y un hipido sale de mis labios, no me puedo contener los sollozos que salen de mi boca. —¡¿Qué tienen los dos en la cabeza?! ¡Esto es demasiado asqueroso! —Digo mirando a aquella chica que me mira apenada—¿Acostarte con tu prima? ¿Enserio? ¡Esto es repugnante! — Grite sin poder creerlo. —Los dos deberían tener mierda en la cabeza para hacer algo la repugnante y sucio...
—Amor perdóname, te juro que esta vez fue la primera vez, no pensé bien las cosas y ...—Lo interrumpí con una risa irónica.
—Estoy segura que esto no es la primera vez—Digo quebrándome, su boca se abre ligeramente y lo interrumpo— Y no quiero saber cuántas veces lo han hecho... —Mi vista va hacia Alexandra que me mira con arrepentimiento y cierta culpa. Con sus manos agarraba la sabana con fuerza, este intentaba cubrir parte de su cuerpo.
—¿Es enserio jean? ¡Es tu prima! Me das asco, me dan asco. —Limpio con fuerza las lágrimas que salieron de mis ojos... —No puedo verte después de esto, ni a ti ni a Alexandra. —Gire mi vista hacia la susodicha— Se suponía que eras también mi amiga...
Suspire con fuerza antes de pronunciar lo que nunca me hubiese gustado decir.
—Esto tiene que terminar Jean...—Susurro y un gran nudo se genera en mi garganta. Mis ojos buscaron los suyos para ver su reacción y me arrepentía hacerlo. Sus ojos se cristalizaron al instante. Fui testigo de ver como sus grises ojos se ponían llorosos y vi la primera lagrima desbordar de ellos.
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Tercera noche (Completa)
FanfictionLa noche en que me perdiste fue la mejor de todas, ni tu eras para mi ni yo para ti, gracias aquella rota relacion pude conocerlo... Ahí observe por primera vez a un hombre de ojos mieles y cabello castaño, sentir su piel con la mía fue la mejor sen...