La última cena...

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Mi respiración era algo un poco superficial, sus ojos me miraron y me dejaron apreciar una seguridad en ellos, su perfecto cuerpo estaba cubierto por un perfecto traje negro, su mirada me recorrió al momento, explorándome.

Hizo un pequeño mohín con sus labios, logrando que parte de mis nervios bajaran, su mano extendió contra la mía, y el único tatuaje que mis iris azules observaron fue le perfecto avión negro que descansaba sobre mi mano, sin hacerlo esperar más, tome con delicadeza su mano.

Su agarre paso tan rápido como un torbellino, y me apretó contra su cuerpo, aquel hombre de elegante traje, intercambio un par de palabras con él, y después de hacerlo, el lugar fue despejado, la entrada nos concedió antes de guiarnos al segundo piso, donde la ambientación verdosa nos ilumino y abrumo por completo.

Y tal como fue, su mano empujo la silla concediéndome, el mozo solo se quedó estático, mientras sostenía una gran libreta, sus destellos resplandecientes llamaron mi atención.

Al igual que el color y la decoración del mismo.

Y cuando Christopher tomo asiento, aquel individuo hablo.

—Buenas noches señor Vélez y señorita Johnson, estoy a sus órdenes, la tarjeta la deje sobre la mesa, si gustan pueden tomarse un tiempo en elegir.

—¿Quieres algo en especial, dulzura? —cuestiono la voz afable de Christopher, sus ojos mieles me miraron y negué con lentitud.

—Te dejo todo a tu gusto, Chris. Solo... sorpréndeme—anuncié dedicándole una mirada, él sonrió antes de ver cómo me mordía mis labios.

—Solo Shashlik y el vino más costoso que tengan —anuncio antes de tenderle la carta. —Por ahora solo eso, Noe. —Ordenó tras ver lentamente su nombre al ver en la pequeña placa metálica que reposaba sobre su vestimenta.

El mozo solo sonrió genuinamente antes de darse la vuelta y perderse entre los grandes e iluminados escalones de aquella escalera. Llevé mis ojos hacia mi acompañante y le tendí la sonrisa más sincera que puede.

—Te vez jodidamente hermosa y caliente, Jennie... dios, cada vez que te miro no puedo evitar pensarlo. —susurra después de unos instantes y no puedo evitar sonrojarme.

—Este lugar es... lindo—admití después de que el silencio penetrara cada parte de aquí.

—Si qué es lo es, Jennie—pronunció. —de hecho, es uno de los mejores restaurantes de la zona.

—No te hubieses molestado en traerme en este lugar, soy feliz el solo estar contigo, sin importar si estuviésemos así debajo de una roca...

—Y lo sé, lo sé perfectamente, Jennie. Pero tú te mereces esto y toda la galaxia entera... aunque el dinero no mida la felicidad, te mereces todo...

—Chris...

—No digas nada, Jennie. Solo disfruta todo, bello ángel—. respondió y solo negué, sobre aquel apodo que él me puso sin ni siquiera yo ser uno, pero ambos habíamos aparecido bajo nuestras propias circunstancias, y bajo nuestras condiciones.

Posiblemente él en la forma de un demonio y yo en la de un humano, o posiblemente él en un ángel que vino a reconfortarme en un momento donde mis pensamientos me jugaban una mala pasa, no lo sé.

Solo sabía que estaba aquí, como Christopher. Haciéndome pasar unos días inolvidables, perdí la noción del hilo que sujetaba todos mis pensamientos al instante que aquella comida llegó, el mozo lo coloco justo al centro de la mesa, a unos costados dejo verter sobre dos copas trasparentes un vino y se fue deslizando una agradable palabra.

Tercera noche (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora