El Juego De Las Escondias

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"Estos rituales los dejamos a tu criterio y no nos hacemos responsables de lo que pueda pasar" 

Ese vídeo le apareció de repente, y él no era creyente de este tipo de cosas, pero un pinchazo de curiosidad lo hizo detenerse y verlo. 

Dicen que los rituales es invitar a una presencia, pero él estaba seguro de que estas no existían. 

¿Debería hacer uno? 

Y si lo hacía. 

¿Acaso algo podría salir mal? 

Regresó el vídeo, y tomó apunte del que él creía era el mejor, o más bien el más peligroso. 

•Arroz – Fácil. 
•Sus uñas – Un pequeño problema ya que no se las dejaba largas, pero ya encontraría una forma. 
•Una aguja – Fácil. 
•Hilo carmesí – Fácil. 
•Un cuchillo – Fácil 
•Sal  – Fácil.

Y por último, pero lo más importante el muñeco, sólo decía de felpa, y él tenía uno desde que era un niño, ese que le provocó pesadillas, este se lo regalaron cuando tenía tan solo siete, pero ese muñeco era la definición de tétrico, su cabello negro despeinado, su piel demasiado blanca y lo peor sus ojos, tan grandes y con unas pesadas ojeras debajo. 

Cuando lo tuvo, sentía esa mirada sobre él, a veces el viento soplaba aún cuando tenía la ventana cerrada, o el closet lo cerraba con el muñeco dentro y cuando se despertaba este estaba abierto y el muñeco a sus pies, lo dejaba en la sala y este aparecía en su cama, así que lo arrojó al ático encerrado en un baúl, esperando a que no volviera. 

Con el pasar del tiempo lo olvido, y se apegó al pensamiento colectivo, solo era un niño con una gran imaginación viendo cosas donde no había nada. 

Subió las escaleras con la linterna de su celular en mano, y con la mirada busco, hasta encontrar ese azul donde tenía encerrado al muñeco, ya tenía 18, no debería tener miedo, aun así, lo abrió con cuidado y ahí estaba, no se veía viejo, ni sucio, como si el pasar del tiempo no pasó, lo tomó y se le quedo viendo, era horrible. 

Bajo y lo dejó en su cuarto, esperando a que sus padres se fueran, y poder saciar su curiosidad, y así llegó la noche. 

Fue a la cocina con materiales en una mano y su muñeco en la otra, puso todo en la mesa. 

Primer paso: Abrió el muñeco y le sacó todo el algodón, con cuidado de no dañar el exterior, ya listo lo relleno con arroz (Esté atrae a los espíritus).

Segundo paso: Poner tus uñas, para eso tuvo que arrancarse pedazos de uña a la fuerza, sangrando un poco pero nada por lo que preocuparse, ya después lo coció con el hilo rojo, y ya cocido, lo envolvió completamente con lo que quedó (Según el hilo rojo sella al espíritu dentro del muñeco).

Tercer paso: Subió a su baño y llenó la tina, ya llena vertió una taza completa de sal, ahora tenía que darle un nombre al muñeco, que no fuera el suyo. 

—Uhm… Te llamaré Elle. 

Lo dejó en el baño, y fue a escuchar un rato a escuchar música para matar el rato hasta que dieran las tres de la mañana, el soundtrack de Dark se hizo presente, y se quedó ahí en el suelo, con impaciencia. 

Su alarma sonó dando alerta de que faltaban tres minutos para las tres, subió. 

Cuarto paso: Hacer lo siguiente. 

—Elle es mi turno. 

—Elle es mi turno. 

—Elle es mi turno. 

Sin Temor No Habrá Diversión (Lawlight) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora