XXI

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Advertencia: el capítulo es explícito 🤭

Capítulo Veintiuno

Fueron de 0 a 100 en poco tiempo. Su respiración era pesada, pausada. Las palabras que le dijo este hombre la traían loca. 

—¿Qué fue? ¿Te comí la lengua?—dijo él, pero no podía quitarle los ojos de la boca. 

No, no le comió la lengua, pero estaba apunto.

—Me dijiste que no mordías—intentó recuperar la compostura, tomando unos centímetros de distancia.

—Sí, yo te dije que no mordía—comenzó, estaba hablando en un tono de voz más grave que el usual. Comenzó a acercarse a medida que ella se alejaba, Renata quedó casi recostada, apoyada en sus codos y él se sostenía poniendo ambos brazos al lado de su cuerpo—, pero te puedo morder si quieres.

—¿Ah sí?—respondió de forma coqueta.

Sentía una especie de energía que la obligaba a acercar su pecho al del chico, quedando aplastados suavemente sus senos contra él, estaban tan cerca que no podía ver todas sus facciones a la vez. Él comenzó a acercarse lentamente y comenzó a rozar su nariz con la suya a un ritmo que parecía una tortura, luego se acomodó rozando sus labios pero no la besó. Antes de que ella tomara el impulso de sellar ese momento, Raúl comienza a hacerse paso por su cuello hasta llegar a su oído.

—¿No tienes curiosidad de qué cositas me gustaría hacerte?—susurra de forma sensual—. Yo sé que quieres, nena...

—Sí, dime por favor...—Quería saberlo todo ¡pero ya!

—Primero, te comería a besos el cuello, así...

Se le entrecortó el aliento cuando sintió los carnosos labios del moreno posarse sobre su cuello, depositaba besos suaves, pasando su lengua antes de succionar suavemente su piel. Bajó desde el punto en que se une con su oreja y continuó hasta su clavícula. Maldición, se sentía muy bien.

—Luego, comenzaría a bajar a tus pechos...

Mientras decía esas palabras se alejó un poco y bajó, quedando a la altura de sus pechos. Acercó sus manos a los tirantes de su vestido y la quedó mirando antes de comenzar a quitarlos.

—¿Puedo?

Asintió, a duras penas. Si besaba así su cuello podía imaginar cómo se comería sus pezones, un cosquilleo familiar comenzaba hacer su presencia cerca de su pelvis. Los dedos de Raúl hicieron su vestido a un lado y desabrocharon su brassier, exponiendo su pecho a los ojos del chico. Este siguió con su camino de besos, desde la clavícula hasta llegar a uno de ellos y comenzó a saborear su pezón, succionando, lamiendo y mordisqueando, ella le respondía con pequeños jadeos.

—Quiero comerte toda, debes saber muy rico allá abajo...

Todo era tan familiar pero diferente a la vez, era él, el mismo peso, el mismo tacto, el mismo calor que hace algunos años, pero esta vez la expertiz era diferente. Él nunca se la había comido como lo estaba haciendo ahora, tampoco nunca había saboreado su zona íntima.

—Hmm...—respondió con un gemido.

Él subió nuevamente, conectando sus labios en un beso caliente que aumentaba de intensidad a medida que sus lenguas se movían en conjunto, era como si estuvieran muy sedientos el uno del otro sin poder tener suficiente. Le quitó la camisa para poder tener un mejor agarre de él, sintiendo el contacto de piel con piel. Renata sintió un bulto caluroso en la ingle que comenzaba a frotarse contra ella, prontamente su zona íntima comenzó a humedecerse más. Ahí fue cuando supo que no había vuelta atrás.

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⏰ Última actualización: Oct 21, 2020 ⏰

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3AM | Rauw Alejandro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora