II

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Capítulo Dos

Pasado...

—¡DALE, RAÚL! —gritó con toda la fuerza que le permitían sus pulmones. El moreno corría con el balón con gracia, como si este fuera una extensión de sus pies, detiene su marcha en una milésima de segundo para dar una patada precisa y...—¡Gol!

El árbitro toca su silbato finalizando el partido, obteniendo la victoria por dos goles el equipo local y los jugadores celebran. A lo lejos comienza a trotar Raúl, se podía ver que dejó todo en la cancha, o así demostraban las gotas que bajaban por su frente, antes de quitárselas, le regaló una gran sonrisa a la castaña.

—Mera, mami, te dedico ese golazo—apoya sus manos en el fierro. Renata le imitó, sintió una sensación agradable al contrastar el frío metal con el calor de las manos, él le sonrió coqueto—. ¿Cómo estuve?

—Estuviste espectacular, fuiste una estrella del partido.

—¿Qué fue lo que más te gustó? —se acerca. Renata sintió el calor subir a sus mejillas al notar como Raúl le miraba los labios.

—¿La verdad? Lo sexy que te ves mientras juegas...

—Vaya, que me saliste coqueta... Estoy tan feliz nena, en verdad creo que tengo un futuro en el fútbol—comenzó a dar pequeños saltos de emoción.

—Yo te aseguro que sí, lo que decidas hacer te irá espectacular y serás un grande. Ya verás como se te irán dando las cosas—sonríe y Raúl se acerca a darle un beso de pico.

—Gracias, beba. Dios te escuche.

—Lo hará.

***

—¿Lista para llevarte a casa?—dice Raúl desde el asiento del conductor, mientras tira su bolso en la parte de atrás.

—Sí, menos mal que mi papá está en casa esta vez, sino te juro que estaría castigada hasta el 2050...

—Perdón nena, no era mi intención causarte problemas al venir—agacha la cabeza.

—Qué eres ridículo—ríe Renata, golpeándolo en el hombro suave—. No es tu culpa, ya sabes cómo es la loca de María, pero bueno, espero que hoy se calme un poco...

—Bueno, vamos andando entonces—puso en marcha el carro.

La joven miraba el perfil del moreno en silencio, observaba cómo él sonreía y le subía el volumen a la radio mientras sonaba Uptown Funk y cantaba a todo pulmón. Ambos comenzaron a bailar y a reír felices, definitivamente lo quería mucho.

—Mami, ¿qué es lo que tú tanto miras?—se ríe Raúl.

—Nada, solo que cantas muy bien.

—Tengo un flow cabrón, nena, de esos que te vuelven loca.

—¡Sí que sí, papi! Oye...

—Dime...

Ella se muerde el labio y pone su mano firmemente sobre el muslo del moreno. Este despega los ojos del camino por un segundo para mirarla fijamente, sentía como el calor comenzaba a acumularse en su entrepierna mientras ella acercaba su mano al bulto que comenzaba a formarse.

—Ya que voy llegando tarde y que me regañarán de todos modos... Estaba pensando que no sé, quizás podríamos aparcar por ahí un ratito...

—¿Estás segura, nena? No quiero causarte más probl...

Tuvo que callar ya que la chica comenzaba a bajarle el buzo. Juntó sus labios cuando sintió como su palma agarraba firmemente su miembro...

—Calla... ya estás bellaco, creo que tendremos que hacer algo al respecto—dice coquetamente antes de quitarse el cinturón en inclinarse sobre sus piernas para introducirlo en su boca.

***
Presente

—Rauw... ¡Rauw!—aplaude firmemente el castaño para llamar su atención.

—¿Pero que te pasa? No hace falta que me grites—dijo el moreno ofuscado. Miro hacia ambos lados, los bailarines estaban aprovechaban la pausa para tomar un poco de agua.

—Pasa que te necesito acá. Te noto muy distraído. La coreografía no te está saliendo, no sigues los tiempos.

—Lo siento bro, solo que esta ciudad me trae recuerdos...

—¿Haz estado acá antes?—se sorprendió Fefe.

—No, pero no importa. Continuemos, el show de mañana tiene que salir de 10.

—Okey, okey. Pero acá ¿me entiende? Aquí y ahora. ¡5, 6, 7 y 8!—dio una palmada firme para marcar el comienzo y todos empezaron a moverse al unísono de la canción.

Raúl se movía en conjunto a sus compañeros de tarima, intentaba dejar los recuerdos atrás. Comenzó a reír mientras cantaba sus canciones. Finalmente logró concentrarse y sus pasos salieron perfectos, tal y como los había ensayado todo este tiempo. Definitivamente sería un gran show.

Al pasar el rato, mientras tomaba agua y recuperaba su aliento, su mente divagaba. A veces se preguntaba que fue de Renata, si bien estaba muy contento de estar en Santiago no podía evitar sentir un leve sabor amargo en esta ciudad. Él ya no es el mismo chico de 21 años al cual la castaña abandonó sin decirle un por qué, ya no es un ingenuo. Sentía la rabia construirse en su pecho, quizás a una parte de él le gustaría encontrársela, solo para que ella viera lo lejos que ha llegado sin su apoyo.

Suspiró, tomó aire profundamente hasta que sus pulmones no daban más y lo botó todo, dejó esos pensamientos atrás. Después de todo, ¿cuáles serían las probabilidades?

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Muchas gracias por leer! Sus votos y comentarios son agradecidos 🥰🥰

3AM | Rauw Alejandro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora