III

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Capítulo Tres

Pasado...

—Oye Rena, ¿por qué la loca de María siempre está tan encabronada contigo? Nunca lo he podido entender...

Ambos estaban tendidos sobre la cama de la chica, las luces estaban apagadas y se encontraban conectados con los audífonos. Renata suspiró profundamente y cerró sus ojos mientras dejaba sus manos sobre su estómago.

—Por muchas cosas Raúl, pero tú lo dijiste, está loca. No tiene otra explicación.

—¿Segura? Porque eso yo lo puedo ver, no es normal que para verte tenga que escabullirme por el árbol a estas horas...

—Mala mía igual—suspira—. Es que le agarré miedo y a veces me da mucha rabia, me dan ganas de hacer algo al respecto pero cada vez que lo intento no puedo.

—¿Cómo es eso de que le tienes miedo? ¿Por qué? Si a lo más lo que hace es que te pega un grito y ya, tienes 17 años tienes que encabronarte.

—Ya, pero no siempre fue así...

—¿Cómo así? —se inclina sorprendido y mira a la chica fijamente.

—Bueno, cuando la conocí en Chile ella era diferente. Quería a mi papá, no sé si me quería a mí, pero era simpática, se miraba buena persona. Cuando se casaron todo fue bien por un par de meses hasta que a mi papá le apareció esta oportunidad de trabajo acá en Puerto Rico y todo cambió...—abrió los ojos y se volteó para mirar de frente al moreno—. Aún tenía 14 cuando recién llegamos a Carolina, era más débil, más pequeña y ella se puso cada vez más agresiva cuando mi papá no estaba en casa por sus constantes viajes...

—Tu papá nunca fue de estar mucho en casa, ¿cierto?

—No, en Chile tampoco, pero al menos allá tengo a mi abuela. Ahora tampoco me quejo porque te tengo a ti y tu familia ha sido realmente genial conmigo, pero hace tres años no era así. Yo aún no iba al colegio porque llegamos en verano así que prácticamente estábamos las dos solas todo el día. Me decía cosas horribles y yo en ese entonces le creía...

Algo intuía, ella nunca le había hablado abiertamente estas cosas hasta ahora, que se atrevió a preguntarle.

—Decía cosas como que era una buena para nada—continúa la chica—, que cómo podía ser hija de mi papá, que nadie me iba a querer nunca, que si algún día tenía amigos solo sería porque les daba pena, que era horrible, inútil, en fin... La que más me dolió fue cuando me dijo que mi madre se quitó la vida por mi culpa—no pudo evitar sentir como sus ojos se aguaron al recordar el dolor. Raúl tomó su mano y la apretó suavemente—. Bueno, ahora yo me doy cuenta de que no fue así, que mi mamá estaba enferma y no era mi culpa, pero duele ¿sabes?

—Me imagino nena, nunca me has contado estas cosas y agradezco que lo hagas.

—Perdón si no te contaba antes, pero me cuesta mucho confiar en la gente y ahora espero que entiendas un poco de donde viene eso...

—Lo sé, eres un poco cerrada, pero lo entiendo...

—Bueno, ella me decía esas cosas y a veces le creía. Con el pasar de los días comenzó a hacer otras cosas para hacerme daño, me gritaba que ojalá desapareciera para que ella y mi papá fueran felices. Pensaba que no se podía poner peor pero luego quedó preña' y todo se fue al carajo. Me lanzaba la vajilla, zapatos, el control de la tv, lo que pillara... Cuando empecé las clases tenía que ir con ropas largas aunque me muriera de calor aquí en Carolina, la gente me miraba como bicho raro por el calor que hacía y todo para que no me vieran los moretones que me dejaba...

—Qué cabrona, nena... Te juro que si me la encuentro le daría unos golpes.

—No hace falta... Ya hace tiempo no me lanza cosas o intenta golpearme, desde que nació Carlos. La última vez me había alisado el cabello y dejé la plancha sobre el tocador, entonces María se acerca toda encabronada gritando que voy a llegar tarde a clases y me quema con la puñetera esa en el cuello—se toca la cicatriz—. Obviamente le conté a mi papá, se armó un lío, pelearon mucho, ni se hablaban... Al final se arreglaron y esta me trató hasta de mentirosa... No sé como le hace para manipular las cosas, Raúl, mi papá me creyó esa vez pero cuando se pone loca duda de mí, así que prefiero evitar porque se pone de su lado, le dice que soy una "niña mimada"...

—Entiendo, me imagino que los golpes pasaron pero no sé, me da la impresión que las heridas quedan.

—Sí, creo que lo que más me da miedo es que como está embarazada de nuevo manipule al embobado de mi padre y no sé, me eche de la casa...

—Pero mami, si eso pasa yo estoy aquí para ti...

—Si sé, sé que cuento contigo pero es raro... Yo se que si me mandan para afuera me las arreglo y ya, no los necesito, pero me daría mucha pena perder a mi papá porque es la poca familia que me queda... y cada vez que quiero mandarla pal carajo no puedo, me arrepiento...

—Ya... Mera, hagamos un plan—dice Raúl, quitándose el auricular y sentándose de a poco en la cama—. Tu ya dentro de poco serás mayor de edad, entrarás a la uni... Si esa cabrona algún día te echa o simplemente tu te quieres virar de acá, pues te vienes conmigo y ya está... Yo aún estaré intentando sacar Finanzas, tú entrarás a lo que sea que estés pensando estudiar y buscaremos alguna forma de hacer plata, así arrendamos un piso o algo... No será mucho, seremos estudiantes mami, pero será nuestro ¿que me dices?—sonríe de tal manera que contagia a la chica, quitándole todo el dolor que en algún momento sintió al recordar ese mal rato.

—Te amo, Rauw. Eres de las cosas más lindas que me ha pasado en la vida.

—Tú también nena, te amo. Eres mi luz. Gracias por abrirte conmigo y contarme estas cosas, no debió ser fácil.

Él se acerca a los labios de la chica, uniéndose en un beso.

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Espero que les guste, este capítulo está orientado para darle más profundidad al personaje y para armarse una idea de cómo era la relación de ellos en el pasado 🙊

Muchas gracias por leer! No se olviden de votar y seguirme 😘 cuídense mucho en estos tiempos, quédense en casa en la medida que puedan, cariños!!

3AM | Rauw Alejandro |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora