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    Cuando llegué al lugar ya sabían quién era, me hicieron pasar rápidamente y sentarme en una silla del pasillo donde estaba el consultorio de la doctora. Me temblaba la pierna, estaba completamente asustado.

Para cuando llegó mi turno, se abrió una puerta y alguien llamó:

-¡Harris!-

Me puse de pie, y mientras me preparaba para dar el siguiente paso sentí una presión que nunca en mi vida había experimentado antes. Todos esos ojos mirándome por el pasillo mientras entraba el consultorio, hacían que me ponga muy nervioso. Las manos las tenía mojadas, me lloraba el ojo izquierdo, no paraba de mirar mis pies y cuanto más me enfocaba en ellos más eterno se hacía el trayecto, los brazos no los sentía, y el pelo me picaba de los nervios hasta que finalmente llegué. Entré al consultorio y tomé agua.

-Hola- Me saludó amablemente la doctora mientras cerraba la puerta y se ubicaba en su escritorio.

-Hola- La salude tímidamente, estaba agitado y casi sin aire.

-¿Qué pasó? ¿Corriste una maratón?

-Se podría decir... Jeje.-

Se rió un poco.- Bueno, merecido descanso entonces.-

-Gracias- Le respondí con una mueca simulando una sonrisa.

-Bueno, ¿Listo para empezar, Harris?-

-Completamente- Le respondí ya sentado y relajado.

-De acuerdo, cuénteme que le está sucediendo últimamente.-

-Bueno, últimamente he estado escuchando una voz en mi cabeza que siento que me habla, es decir, escucho su voz, es grave con un pequeño raspado.-

-Ok... siga- Dijo mientras anotaba en su computadora lo que yo le iba diciendo.

-Luego pues... una fuerza mayor hizo que le pegue a un compañero de trabajo.-

-Disculpe, ¿Qué?- Me dijo frunciendo el ceño y entrecerrando un ojo.

-Eso, que yo no le pegue a mi compañero pero mi mano sí, ¿Usted me entiende verdad?-

-No del todo, explíqueme mejor- Me dijo de una forma alentadora.-

-A ver...- Le dije apoyando mis manos juntas en los labios.

-Cállate y escúchame. Perdona, a Mason no le gusta hablar en público, sigue siendo un niño- Dijo la voz ocupando mi cuerpo.

-Oh, por Dios- Balbuceó la doctora mientras dejó caer su birome al suelo.

-"Oh por Dios"... ¿Qué?-

-¿Y tú eres...?- Preguntó la doctora sabiendo lo que se venía.

-Uy, ¿Dónde están mis modales? Soy Brad, Brad Willis.

Trastorno, dos personalidades diferentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora