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--¿Mejor? ...toma esto, aliviara un poco el cansancio...—Habló despacio SeungCheol dejando un té de manzanilla al lado del desayuno que había servido minutos atrás, luego de calmar a Jihoon el sueño que tenia se esfumo totalmente, solo se dedicó a cocinar algo para su nuevo compañero en aquel departamento con un sentimiento que le impedía estar tranquilo.

--Gracias... ¿No tienes clases? —Preguntó Jihoon ya calmado mientras tomaba entre sus finas manos cubiertas por el pijama la taza de té que el mayor le había entregado, no pensaba tomarla, su estómago solo podía revolverse al ver a aquel líquido, pero hacía frio y la tacita le calentaba sus frías manos.

Suspiró abrazando un poco más la taza, había preguntado por preguntar y evitar un silencio incomodo, su mente seguía en el abrazo que le dio el mayor, nunca había recibido uno en aquella situación, cuando pequeño sus padres dejaban que llorara pesadilla tras pesadilla diciéndole que se hiciera fuerte, él fue el que le dio abrazos a Chan ya que en su casa nadie estaba para reconfortarlo, el acto del mayor se sentía tan diferente y cercano que lo había dejado pensando.

--No...no he ido a la universidad – Respondió sentado frente al rubio comiendo pacientemente su desayuno, ya se sentía mucho mejor que ayer, las pastillas habían hecho su efecto y haber dormido las horas recomendadas le habían devuelto la energía, aunque seguía teniendo la voz rasposa producto del sobre esfuerzo en el mini concierto.

--¿Está en paro? —Habló el pequeño un poco confundido por la respuesta del mayor, nunca había escuchado de una universidad en paro, en el mundo en que vivía los alumnos entendían cuán difícil y estresante era pasar a la enseñanza superior, por lo cual, esas cosas eran casi impensables, o eso le habían dicho sus padres, según ellos era perder tiempo de vida y dinero.

--No, creo que no me explique bien, nunca he ido a la universidad, mis padres intentaron meterme a la fuerza a la carrera de medicina... no entre, me sobre estresé con las pruebas de admisión y me fui de casa... la música siempre fue lo mío –Explicó tranquilo, como si aquello que acababa de decir no fuera la gran cosa mientras seguía comiendo el desayuno, desayuno el cual Jihoon no había ni tocado.

--Oh...--Contestó, Jihoon no se imaginaba una vida sin ir a la universidad, creció con la idea de ir a una para estudiar aquello que le gustaba y aunque últimamente creía que nunca llegaría a terminarla se esforzaba hasta desplomarse en la mesa, se esforzaba porque quería que chan lo admirara, que sus padres no pensaran que era dinero perdido, que estuvieran orgullosos de él, que su mente por fin descansara sabiendo que era bueno en algo.

--¿Te puedo preguntar algo? –Habló el mayor luego de unos minutos en extremo silencio donde lo único que se escuchaba era el viento chocar con la ventana de su cocina y la aspiradora de su vecina de arriba.

--Si, claro...--Respondió con una sonrisa completamente automática y fingida al escuchar aquella pregunta.

--¿Qué soñaste? –Comentó el mayor mirándolo expectante, nunca en lo que llevaba de vida había escuchado o presenciado tan desgarradora pesadilla, tenía la intriga de saber qué cosa había visto el pequeño, que lo había puesto tan mal. Jihoon al escuchar aquello miró por encima del té al mayor dejándolo fuertemente en la mesa.

--No te interesa... creo que es momento de irme, espero que estés mejor...—Habló bajo mientras saltaba un poco de la silla para poder bajarse de esta y caminar al pasillo de las habitaciones.

No le gustaba que preguntaran por su vida privada, no le gustaba que abrieran heridas que ni siquiera sanaban, no quería ser pesado ni nada, pero no pensaba destruirse más, no pensaba recordar todo para explicarle algo a un desconocido.

Además, que el mayor fuera quien le preguntara aquello le provocaba un extraño sentimiento que le aterraba, prefería creer que su corazón se aceleraba porque era alguien completamente ajeno a su círculo de conocidos el cual no debía conocer sus más oscuros secretos.

--¡Oye! ... ¿A dónde vas? todavía estoy enfermo... ¡Jihoon! –Reclamó cual niño pequeño SeungCheol tratando de detenerlo, con fuerza sujetó la muñeca del contrario notando como su mano casi rodeaba dos veces aquella finísima articulación tapada por el ancho pijama, el rubio rápidamente se zafó mirándolo con enfado y corrió a buscar su ropa encerrándose en el baño para poder cambiarse tranquilo.

SeungCheol lo siguió hasta sentir como el pequeño le cerraba la puerta en la cara, lo esperó un poco, pero, aunque tocara y rogara porque se quedara un poco más de tiempo el menor no le respondía, suspiró rendido y caminó a su habitación para colocarse ropa, ya cuando el rubio saliera por lo menos le pediría su número.

Sabía que no podía retenerlo en su casa ni obligarlo a contarle sus problemas, eso era de todo menos amable y legal, pero le preocupaba a cada minuto más, su triste cara se había quedado prendada en su mente y solo quería protegerlo, hacerse su amigo, entender el porqué de sus acciones y aliviar el peso que aparecía en su corazón cada vez que lo miraba.

Una vez cambiado fue a lavar lo ocupado mientras pensaba en las palabras correctas para pedirle su numeró, quería mantenerse en contacto con él, quería demostrarle que había personas en las cuales confiar, al terminar de hacer aquello se fijó en la hora de su teléfono, casi veinte minutos, pensó un poco todo lo vivido minutos anteriores y su estómago se tensó al percatarse que dejar al pequeño solo no era la mejor opción tomando en cuenta la forma en la que se conocieron, automáticamente sus pies corrieron hasta la puerta del baño tocando suavemente pues no quería asustar al pequeño y empeorar lo que sea que pasara ahí adentro.

--¿Jihoon? – Preguntó sin recibir respuesta –¿Sigues enojado? ...lamento haber preguntado... ¿Jihoon? – Volvió a preguntar sintiéndose ansioso ante la falta de respuesta del rubio, tomó la manija tratando de abrir, pero la puerta estaba trabada con cerrojo, un frio recorrió su espalda y toda la leve fatiga del resfriado desapareció ante aquella situación de peligro.

Con rapidez corrió a buscar el llavero con todas las llaves de la casa el cual le dieron al comprar el departamento, volvió rápidamente al baño y temblando abrió la puerta encontrándose con el cuerpo de Jihoon bloqueando la entrada, con fuerza empujó la puerta abriéndola por completo y tomó el liviano cuerpo entre sus brazos mirándolo con terror.

Lo primero que pensó fue que se había desmayado por no comer, o no dormir bien gracias a la pesadilla, algo normal, menos preocupante.

Pero cuando lo dejó en el sillón y vio como en su mano sostenía una tableta de pastillas, su mente pasó por todos los escenarios posibles revolviendo su estómago ante las horrorosas opciones, de un tirón tembloroso retiró la tira de pastillas de aquella pálida mano leyendo alarmado de que se trataba, Cefalmin, una pastilla recetada a Wonwoo el novio de Mingyu para su cefalea vascular, tenía una tableta en casa por si el de lentes la necesitaba y era extremadamente peligrosa, el alto les había contado que si se ingería más de seis pastillas al día podían llevar a un infarto cerebral.

Cuantas malas cosas podían pasar aquella semana tan extraña.

En pánico absoluto contó las pastillas sobrantes dándose cuenta que el rubio había ingerido siete, no sabía si sabiendo o no las consecuencias que traían, pero volvía a estar en la misma situación, volvía el pánico a comerle el cuerpo, volvía el miedo de tener la vida de una persona en sus manos e igual que la primera vez no dejaría por nada del mundo que el pequeño se fuera, sabía que podía ser feliz, sabía que podía tener una mejor vida, sabía que la muerte no era la solución para Jihoon.

Con lágrimas de angustia en sus ojos sacó su teléfono de su bolsillo llamando rápidamente a la ambulancia y mientras temblaba trataba de hacer vomitar al inconsciente Jihoon rogando por que la ayuda llegara pronto.

He's in the Rain ~• JicheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora