[Aquí, conmigo]

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Me pego una patada y caí en una sala estampándome contra una estantería.

-Sacadme de aquí, hijos de puta- dije golpeado la fría puerta de metal. Mis esfuerzas eran inútiles.

Pase mi mirada por la pequeña habitación. La sala se resumía en estanterías llenas de cajas y carpetas. Me acerque a la estantería más próxima echando un vistazo a cada carpeta. El historial de pacientes. Aquí tenía que estar el informe de Michael y el mío. Supongo que el de Michael estaría en el de los fallecidos de este mes. Pase la mirada por la estantería y nada de un “Michael Clifford” ni un “78”. Esto era bastante raro.  Seguí buscando por la habitación hasta toparme con una caja llena de carpetas. En un lateral estaba escrito “pacientes en estado crítico” probablemente yo esté ahí ya que me habían diagnosticado veinte mil enfermedades y me pasaba el día drogándome a inyecciones y pastillas. Me agache y revolví con mis manos las carpetas hasta toparme con una carpeta marrón con las letras “Michael Clifford (78)” en la portada. Lo encontré. No tendría que estar en esta caja pero bueno, abrí la carpeta de todos modos.

<Nombre: Michael Gordon Clifford

Fecha de nacimiento: 20 de Noviembre 1995

Crímenes cometidos: asesinato

Síntomas: Insomnio, alucinaciones, pérdida de memoria temporal, pérdida de consciencia.

Fecha de Fallecimiento: ___________”

¿Porque narices la fecha de fallecimiento estaba vacía? No podía ser. Esto tenía que estar mal. Michael había muerto hace una semana. Había muerto. No tenía pruebas de ver su cadáver pero yo le vi clavándose ese chuchillo. Le vi desangrándose. Sujete entre mis manos el último informe de su carpeta.

<18 de Enero 2015

Intento fallido de suicidio.

Apuñalamiento en el estomago.

Arma del suicidio: cuchillo de 10 cm de largo

Herida de gran profundidad.

Ningún órgano vital dañado.

Entro en estado de coma a las 14:17

Estado critico

Trasladado a la U.C.I habitación 12.

20% de sangre perdida.

Inyectar 20 ml de sangre al día.”

Según este maldito informe Michael estaba vivo, en coma para ser precisos. No es posible, ese medico me había dicho que había fallecido. El director me lo dijo. Estuve presente en su entierro. Su lapida estaba tallada con las palabras “Michael Gordon Clifford”. Las cosas no me cabían en  la cabeza. No encontraba explicación lógica. Si estaba vivo, ¿Por qué me han mentido diciéndome que estaba muerto? Cerré el informe y agarre un hierro que se encontraba en el suelo. Lo sujete fuerte con las dos manos y golpee con todas mis fuerzas la puerta intentando romperla. Mis intentos fueron fallidos pero por lo menos conseguí arma el suficiente estruendo como para que me abriera un inocente enfermero y pudiera escapar.

Corría a toda velocidad por los pasillos del oscuro y roñoso manicomio. No era tan tenebroso como lo ponían en las películas, es un hospital casi normal, solo que para gente que ve cosas raras, asesina, oye voces, cosas normales. Bajaba y subía escaleras perdiéndome por el inmenso hospital en busca de la U.C.I. Ya casi no sentía las piernas. Mi respiración me estaba jugando malas pasadas. La sombra anónima se unió a mi carrera.

-Ayleen, déjalo, no está vivo- dijo con su voz espectral. Grite con el corazón en el pecho y con la cabeza a punto de estallar cual bomba nuclear. Mi salud no me estaba pasando una buena pasada.

Corrí por el amplio pasillo por fin encontrándome con el cartel de la U.C.I a lo lejos. Me tropecé con mis propios pies e impactare contra el suelo. Mi mejilla, mis manos y mis piernas dolían

-Ríndete, no eres fuerte- repitió la sombra riéndose de mí. Gruñí y me levante pobremente aguantando las ganas de llorar. Todo mi cuerpo dolía, era pesado. M costaba respirar cada vez más. Abrí corriendo la puerta entrando por fin a la U.C.I. Pare en seco. Use la poca energía que me quedaba en correr hasta la habitación 12 que estaba casi al final del pasillo. Mire por la pequeña ventanita de la puerta y le encontré ahí, tumbado en la cama. Las lágrimas comenzaron a caer involuntariamente por mis mejillas como habían estado haciendo esta última semana muy seguido. Me escocían los ojos de tanto llorar. Entre sigilosamente en la habitación. Era blanca y fría. El sonido de los pitidos de la máquina del pulso era lo único que mis oídos podían apreciar. Los latidos de su corazón eran tranquilos y a ritmo lento. Mire a Michael que estaba blanco, casi se le confundía con la sabana. Roce su mano que estaba congelada. Ambos brazos tenían inyectados vías. La vía de su brazo derecho estaba conectada a una bolsa de sangre. También tenía unos tubos de oxigeno en sus fosas nasales. El único color de su piel era el de los tatuajes que cubrían el 50% de su piel. No tenía su piercing de la ceja. Seguía teniendo su característico pelo rojo pero esta vez estaba apagado. Acaricie la palma de su mano y la bese con delicadeza mojándola con mis lágrimas. No sabía si lloraba porque estaba vivo o porque estaba en coma. Retire la manta que cubría su vientre y levante un poco su camiseta dejando visible su venda enrollada por todo su vientre. Volví a color todo tal y como lo había encontrado. Me senté en la silla de uno de los extremos y tome su mano. Por fin estaba conmigo, aunque estuviera en coma, pero prefería esto antes de en un ataúd bajo tierra. Cerré mis ojos intentando calmar mis sollozos y mis lágrimas.

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Holaaaaaaa, michael volvio, lo se. MICHAEL ES EL PROTA Y EL QUE NARRA LA HISTORIA, NO PODIA MORIR. Le mate para desencadenar la historia. no me mateis :'( 

Os quiero, Hemmo,x

Sanitarium [Michael Clifford]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora