Los héroes se habían puesto en marcha, no podían perder más tiempo si deseaban que todo saliese bien.
Willy observó la muralla de roca que se alzaba frente a él. Las torretas, golpeaban su escudo a medida que avanzaba, pero eso no interrumpió su calma. Tomó su teléfono y soltó un suspiro antes de marcar el número de su amigo.
Al otro lado de la línea, resonó una voz ronca, pero chillona, parecía estar recién levantado. El menor le contó la mentira que habían elaborado días atrás. Comentó que Mangel estaba perdido y no lograban encontrarle, añadiendo unos pocos elogios para tocar el ego del chico. Pudo escuchar un pequeño gruñido y un ¨Allí estaré¨ antes de que la llamada se colgara.Esperó unos minutos y divisó a su amigo salir, tomó impulso suficiente y saltó colándose por la muralla, antes que la puerta se cerrase. Sonrió con malicia y se reportó en el grupo de la misión.
- Vegetta está en camino. Logré colarme a su casa.
Luzu: Perfecto, no rompas nada.
El rubio echó un vistazo a la puerta con escáner antes de adentrarse en el hogar del de ojos morados, deseando que el plan funcionase.
Vegetta era un chico que adoraba la calma, no por nada se había construido una mansión en el cielo. Amaba a sus amigos y al pueblo, pero admitía que todas sus tonterías le eran un poco asfixiante a veces. Llevaba encerrado en su hogar medio mes, sin ver o hablar con alguien, a veces chateaba con alguno de los chicos para que no le dieran por muerto, pero nada más.
Se la había pasado arreglando cosas en su casa. La había construido para que no tuviera necesidad alguna de salir por lo que estaba bien de todo.No quería ver a nadie, eso lo había dejado en claro en los primeros días y la llamada de su mejor amigo le había enfurecido. Entendía que era una emergencia y por eso salió, pero no cambiaba el hecho que se había roto el acuerdo de no molestar.
Un suspiro se escapó de sus labios y continuó su andar por el pueblo. Willy le dijo que se reunirían en la antigua casa de Lolito, donde se había visto a Mangel por última vez, así que allí se dirigía.
Observó las tiendas con nostalgia y sus ojos se posaron en un conjunto de oso polar bastante mono. Se mordió los labios recordando a Doblas y un ligero sonrojo se instaló en sus mejillas.
Llegó a su destino preguntándose si el hibrido estaría presente.La extraña casa de cristales rojo se alzaba ante sus ojos. Examinó los alrededores y no encontró a ninguno de sus amigos por lo que decidió entrar.
La casa era bastante fría. La mayoría de los muebles estaban en la actual casa de Lolito por lo que esta estaba casi vacía, quedando solo una cama y las cosas de la cocina.Para su sorpresa, el lugar se encontraba limpio. Observó detenidamente la sala, notando que todo estaba recién lavado. Con el ceño fruncido bajó por el ascensor y se encontró a Rubius atado y amordazado sobre la cama, junto a una maleta.
- ¿Qué leches?
El estruendoso sonido de la puerta activó sus alarmas internas y subió acelerado. Las ventanas estaban tapadas y la puerta atascada, al lado de esta se encontraba una nota.
'' Tienen comida suficiente para una semana''
Caminó a la cocina y comprobó todos los estantes, confirmando que estos estaban llenos. Soltó un bufido y golpeó las ventanas tratando de romperlas, en vano. Estaba atrapado en esa casa y tal parece que los planes eran dejarlo un tiempo allí.
Un gruñido proveniente del piso inferior le sacó de sus pensamientos y le recordó la presencia del híbrido. Regresó a la habitación y observó al menor retorcerse en la cama.Vestía con sus prendas habituales, la sudadera blanca y sus pantalones grises. Sus orejas se agitaban con desesperación, al igual que su cola. Se imaginó a si mismo mordiéndole el cuello y marcando su pálida piel, acariciando sus muslos y sintiendo la calidez de su cuerpo contra el suyo.
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Buen Chico
ФанфикVegetta y Rubius hablaban cada vez menos estos días y sus amigos pensaban que algo malo había pasado. Tan desesperados estaban que Fargan fue la voz de la razón... . . . Contenido no apto para menores de edad Historia erótica de práctica