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Semanas después de haber pasado la mayor vergüenza de la historia, no he vuelto a tener contacto con Jaehyun. He ignorado sus llamadas, sus mensajes, sus gritos.
Me negaba a salir de casa. Sólo iba al instituto pero al sonar la campana desaparecía de la vista de todos.
El chisme de qué me enamoré de mi mejor amigo y este me rechazó, se hizo bastante famoso y hablado en nuestro instituto.
Hyeji había sido la culpable de eso.
Después de qué corrí hacia los baños, ella me siguió y lo supo cuando me vio llorar. Me consoló. Luego, corrió a contarles mi desgracia a todo el mundo.
—Hola—saludó alguien.
Levanté la cabeza y me encontré con mi compañera de clases. La qué siempre esta con auriculares y mascando chicles. Había hablado con ella unas pocas veces pero nada más.
—¿Quieres salir a fumar conmigo?—preguntó mostrandome la taquilla de cigarros. Enseguida negué.
—No fumo, gracias—dije borde y nuevamente seguí en lo mío.
Ella chasqueó su lengua. —¿Dejarás qué todo el mundo se ría de ti por un idiota?
Levanté mis hombros. —Me importa una mierda ellos.
—Entonces ven conmigo—hizo una seña.
Bufando me levanté y ella empezó a andar.
Confusa la miré cuándo llegamos a la azotea, Sunhee sólo se sentó en el borde de esta y prendió su cigarro.
—¿Ya lo olvidaste?
Silenciosamente me acerqué y me senté con ella. Negando con mi cabeza.
—Es un idiota. Lo olvidarás pronto y yo voy a ayudarte—con una sonrisa en sus labios, me guiñó su ojo.
