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Estaba nervioso, mis piernas temblaban y mis manos me sudaban.
Estábamos llegando a la casa de la mamá de Valen y tenía miedo. Miedo de que vuelva a pasar algo.
El corazón me iba rápido y no podía dejar de acomodarme el pelo por los nervios.
-Amor -habló recién despierto Valen-. ¿Qué pasó, gordo? -dijo cariñosamente mientras me abrazaba por la cintura-.
-Tengo miedo, Valu -hice un puchero inconscientemente-.
-¿Por qué, amor? -me dio un besito en los labios-.
-No quiero que volvamos a pelear -lo miré con los ojos ya llorosos-.
-Eso no va a pasar -me sonrió dejando caricias en mi cintura-. Te lo prometo, bebe.
-¿Por la garrita? -levanté mi mano derecha-.
-Por la garrita -levantó su mano libre-.
Unimos los meñiques y nos quedamos hablando lo que quedaba de viaje. Era increíble como Valentín me hacía sentir seguro con tan solo dos palabras, eso que llevaba nervioso todo el viaje.
Apoyé mi cabeza en su pecho y lo abracé.
-Te amo mucho, muchísimo -le dije dándole pequeños besos en el rostro-.
-Te amo más -aprovechó y me dio un beso en la boca-. Sin discusiones -rió al saber que iba a decirle "Yo más".
-Eso fue injusto.
-Nah -me abrazó también-.
VALEN
-¡Dani! -corrió mi mamá a abrazarlo-. ¿Cómo estas, amor? Creciste tanto, estás distinto -le dijo llevándose una mano a la boca-.
-Pero si sigue igual de enano, ma.
Daniel me miró mal y mi mamá me pegó.
-No le hagas caso -le susurró a Dani haciendo que este último ría-.
-¿A mi no me saludas? -hice un puchero-.
-Si sos un caprichoso -se acercó y me abrazó-. Igual no me molestes a Dani porque te saco a patadas, estás advertido.
-Como usted diga -levanté mis manos-.
Subimos con Dani a dejar las cosas al cuarto y yo no podía dejar de mirar lo hermoso que era. Su cara de concentrado, su sonrisita cuando lograba hacer que algo quede quieto en su lugar o cuando se enojaba porque desordenaba todo.
-¿Qué me miras, gato? -me dijo cuando ya había terminado de ordenar-. Mira que tengo novio.
-¿Tenés novio? -me acerqué a él y lo abracé por la cintura-.
-Sí, rey.
-Uh, que pena.
-Si, una pena -se alejó-. Ponete a ordenar, Valentín -se rió-.
