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Estaba sentado en el sillón, otra vez, hablando con Mateo por audio.
-Franco, Franco, tiene el culo blanco porque su mujer se lo lava con ariel -le canté en un audio-.
Mateo mandó un audio de veinte segundos en los que se reía, sacándome una sonrisa.
-Gente, tengo una pregunta, me estoy tomando esta monster yyy, ¿Es bueno tomar monster? Es la segunda que me tomo en el día y tengo miedo de que me haga mal, ¿Hace mal la monster? Comenten, ¿Tiene alcohol? ¿Hace mal a los niños? Ayuda -le dije en otro audio-.
Estaba escuchando su audio de un minuto en el que se reía hasta que el timbre de mi casa me interrumpió.
-'Pera que me tocaron el timbre, rey, enseguida te hablo -le grabé un audio y fui hasta la puerta riendo por las boludeces de Mateo-.
Pero la sonrisa se me borró al abrir la puerta.
-Hola -saludé nervioso-. No esperaba que vinieras.
-¿Puedo pasar? -Asentí y nos adentramos a mi casa sentándonos en el sillón-.
Estaba sentado de lado, mirando a Valentín mientras que este estaba sentado mirando a la pared.
Odiaba esto. Antes hablábamos de todo, sin callarnos ni un minuto, y ahora no podíamos ni cruzar dos palabras.
Extrañaba mi relación con Valentín, quería uno de sus besos y abrazos, sus mimos o sus palabras tiernas que hacían que se me descontrole todo.
Lo extrañaba a él.
Y ahí fue donde me di cuenta que me estaba acostumbrando a Valentín, y eso me aterrorizó.
Pero más me aterrorizó ver las lágrimas que salían descontroladamente de los ojos de Valentín.
-¿Qué pasa? -pregunté estirándome y agarrándole la mano-.
Giró su rostro y me miró. Sentí escalofríos al hacer contacto con esos ojos rojos.
-Volvieron a internar a mi mamá -pasó su mano libre por su nariz-. Estuve tan metido en eso, en liberar mis emociones en el freestyle y llegar a mi casa a llorar por mi mamá que me olvidé de vos.
-Eso no es excusa...
-Ya lo sé, creeme que lo sé, y ahora que caigo me odio por haberte hecho sufrir, porque vos sos la persona que amo, y me odio todavía aún más por tener que caer en cuenta dos meses después. No sé ni que hago acá, no sé porqué me recibís.
-Está bien..
-No, no está bien. Dani, vos sos la persona más buena que conozco y no te mereces esto, ni de mi parte ni de la de nadie.
-Vale pero te digo posta, está todo bien -acaricié el dorso de su mano-. ¿En qué hospital la internaron? -hizo una mueca-.
-En el de la otra vez -agachó su cabeza-.
-Ey, ¿Qué pasa?
-Soy un forro Daniel, vos estuviste mal y yo ni hablarte pude, soy un forro por venir hasta acá y por...
-Listo -lo corté-. Después hablamos de eso, Valu -lo tiré de la mano atrayéndolo a mi para abrazarlo-.
-Perdón, perdón, perdón -habló y sentí como mi cuello se mojaba debido a sus lágrimas-.
