Marcos Golden, querido por unos, odiado por muchos. Para algunos inteligente, para otros infantil. Para él, lo mejor de lo mejor, para todos es el ser más egoísta y rencoroso del planeta.
Sea lo que sea, hay que admitir que el CEO de Laix está On F...
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Ya no podía más. El dolor se apoderaba sobre todo su cuerpo cada vez más rápido, estaba exhausta y no sabía cuanto más podría llegar. ¿Por qué era tan difícil todo eso? ¿Acaso el mundo la odiaba? Quería renunciar, dejar todo a un lado, pero sabía que no era lo correcto, debía de ser fuerte. Sin embargo, sentía que en cualquier momento gritaría del dolor.
— No puedo —dijo con una voz apenas audible
Se encontraba tirada en el suelo, ni siquiera tenía fuerzas para ponerse de pie. Mientras que el muchacho se sentaba a su lado, apenado por toda la situación.
— Jessica ¿es necesario que hagas esto todos los días? — preguntó al ver como muchos los miraban.
—No es mi culpa, ya me cansé.
— Apenas llevamos 30 minutos de entrenamiento —se rio
Todos los días Jessica montaba un gran show en medio del entrenamiento con objetivo de avergonzar al Correa y siempre lo terminaba logrando
— Igual, ya me cansé — se incorporó —. Aparte me gusta hacerte pasar vergüenza, te ves muy tierno cuando te pones rojito — soltó una leve risa.
— ¿Ah sí? Entonces hoy haremos una hora más de entrenamiento. Y no intentes ponerme cara de perrito mojado porque no cederé.
Pese a las protestas de la chica, el entrenamiento prosiguió. Cada día que pasaba, este par se acercaba cada vez más. Sin embargo, no lo querían aceptar o al menos una persona.
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— No me parece que tengas que hacer esto —habló Guillermo al escuchar el plan de Marcos —. Aun estas a tiempo de llamar a Uma y cancelar todo.
— ¿Por qué lo haría?
—Es una adolescente y le puede llegar afectar mucho...
— Le advertí que no se metiera en mi camino, pero no me hizo caso y por su culpa tuvimos que fumigar este lugar.
— No sabes si fue ella, quizás fue alguien más.
— No tengo dudas de que ella fue. Muy pronto conseguiré las pruebas necesarias y pondré en marchas la segunda parte de mi plan.
— ¿Acaso no querías destruir al fundom?
— Mientras ella este en el medio me será imposible hacerlo. Con los de las ratas me demostró que era más lista de lo que pensaba y, si no cuido mis pasos, tomará ventaja sobre mí.
