Capítulo 9

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Los días transcurrieron hasta que el mes de junio llego, cumpliéndose así tres meses desde la llegada de Jessica

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Los días transcurrieron hasta que el mes de junio llego, cumpliéndose así tres meses desde la llegada de Jessica. Como era de esperarse, los Golden no mejoraron su relación y tampoco querían hacerlo, eran tan orgullosos que no se daban un tiempo para hablar como las personas civilizadas que dicen ser.
Jessica quiso seguir con su investigación, por lo que como primera fuente uso las redes sociales ya que no le convenía acercarse mucho al fundom. Estas estaban plagadas de halagos hacia Marcos, resultándole un tanto extraño ya que no creía que su hermano era como se mencionaba. Utilizando técnicas, que en el pasado había aprendido, busco páginas que le otorgaran otro tipo de información. Finalmente, después de horas sentada frente a la computadora, encontró un artículo un tanto interesante.

"Fraude, manipulador, mentiroso, malvado"


Eran algunas palabras que decían en ese artículo, el cual al leerlo le genero un raro resentimiento dentro suyo que la obligo a dejar de lado, por un tiempo, la investigación. Quizás tenía miedo de descubrir quién era Marcos Golden o, simplemente, no quería aceptar lo que era obvio.

— Deja de mirarlo — la regañó Aillen

— Créeme que quiero, pero no puedo —dijo con una enorme sonrisa mientras el chico desaparecía de su vista

—Agradece que se fue porque se hubiera dado cuen...

— Te atrape — susurró Ezequiel en el oído de la Golden

— Mejor me voy —Aillen se fue rápido de allí

— Sabia que te atraía, pero no tanto para que no puedas despegar tu mirada de mí.

—Ya quisieras, Correa —se rio — Si no te paraba de ver es porque tienes un grano más grande que esta fresa — soltó una carcajada.

— ¡No te burles! — se quejó — Para tu información, los granos, por más grandes que sean, son normales.

—Sé que son normales, pero no es nada normal tratar de esconderlo con una base para pieles bronceadas, cuando sos más blanco que Jack Frost.

— ¿Se ve muy mal?

— Horrible, pero como soy buena, te lo arreglare — dijo sacando su estuche de maquillaje.

— Gracias, ahora voy a ser un poquito menos duro en el entrenamiento.

Los entrenamientos que Ezequiel le daba eran súper pesados y cada vez empeoraba más, pero para suerte de Jessica eran súper efectivos.

— ¡Quédate quieto! —le reclamó ya que no la dejaba realizar su trabajo de forma tranquila.

— ¡No es mi culpa! Me pica y me da cosquillas — dijo apartando las manos de ellas con una pequeña sonrisa.

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