Epílogo. Parte 2.

83 2 2
                                    

Maia.

Miré como James arropaba a Luke y le decía cosas tiernas y cariñosas al oído. Sonreí con cariño ante la escena frente a mí. Pensar que ese fue el hombre que, hace quince años, me persiguió por el aeropuerto pidiendome que me quedará con él. Todavía tenía el vivo recuerdo de ese día, y mi respuesta había sido no. Me había subido a ese avión y me mude a Nueva York. Mi relación con Travis duro tres años, hasta que nos separamos. Dos años después de mi roptura y de que diera por terminada mi carrera en la Universidad, me encontré con James en una entrevista de trabajo, al principio él no me reconoció, pero terminó haciéndolo y el resto es una larga historia.

—¿En que piensas? —Preguntó el a mi oído.

—Nada interesante —Respondí quitandole importancia.

—Ajá, Maia Daniels no me engañas —Replicó él y beso mi cuello.

—Tal vez pensaba en lo bien que suena Maia Daniels.

James sonrío ampliamente, era una sonrisa que iluminaba todo su rostro. Una sonrisa que llegaba a sus ojos.

—Te he extrañado tanto, Mai. No sabes lo difícil que es alejarme de ti y Luke por tantos días.

—No te sientas culpable —Acaricié su mejilla—. Lo que cuenta es que siempre vuelves a casa.

James mantenía la misma sonrisa y me miraba con tanto amor y aprecio...

—Te tengo un regalo.

—No hace falta que me compres cosas —Murmuré mientras me guiaba a nuestra habitación.

—Pero me encanta hacerte feliz y consentirte.

James entró en nuestra habitación y me indicó que tomara asiento en la cama matrimonial. Hice lo que me pidió y mire atenta a mi esposo, que sacó una cajita del tamaño de la palma de mi mano.

—¿Qué es esto? —Pregunté.

—Hace quince años, entré en tu habitación del Instituto y me presente como el cabrón que era, unas horas después intenté besarte. —Comenzó, mirandome con nostalgia—. Al día siguiente, aposte contigo a que terminariamos juntos y joder, ni yo me lo creía. Pasamos por mucho. Estuvimos separados cinco años, pero aún así el destino volvió a unirnos y se lo agradeceré siempre.

Mis ojos estaban llenos de lágrimas de felicidad. Amaba con locura al hombre frente a mí y sabía que él también sentía lo mismo por mí. James abrió la cajita y me la tendió. Observé el anillo de oro con decorados de plata. Lo coloqué en el mismo dedo en el que llevaba la alianza.

—Es hermoso, Jem. Te amo más que a nada en esta vida. Tu y Luke son mi razón de ser y estoy agradecida de estar aquí contigo. Si tuviera la oportunidad de vivir todo esto de vuelta, lo haría. Porque el final vale la pena.

Le bese, demostrandole todo el amor y cariño que no podía expresar con palabras. Lo amaba y él a mí. Teníamos un hijo maravilloso. La vida no era perfecta, pero con ellos dos a mi lado, podría llegar a serla.

Fin.

Stay With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora