Los músicos ambientaban el restaurante.
Meseras y meseros iban y venían con charolas llenas de cócteles, martinis u otro tipo de bebida.
El restaurante estaba a rebosar de gente, era una buena noche.
- Bien pásame la mitad de un limón - Emilio habló, preparaba una "gota de limon" para una mujer que lo miraba cómo si no fuera real, perdiendo sus ojos verdes en su torso - Aquí tiene, cuidado que es pegajoso.
Sus ojos se enfocaron en él, una sonrisa sincera dividía el rostro, los rizos brillaban, la risa lograba sonar sobre la música y el corazón de Emilio latía desbocado.
- Espera aquí Diego, hace tiempo que no canto, ¿Crees que suene terrible? - Preguntó mientras se quitaba el mandil.
- No, tienes buena voz, ¿Pero qué vas a cantar? - La confusión resaltaba en su voz, ¿Emilio estaba loco o qué?.
- Solo espera.
Emilio salió detrás de la barra y fue hasta la banda que tocaba, intercambió un par de palabras y le cedieron el micrófono, carraspeó un poco, seguro de que su voz no sonara del asco empezó a cantar...
Voy A Conquistarte, De Una Vez Te Digo
Pues Ya me Canse De Que Me Quieras Cómo Amigo.Voy A Conquistarte, De Una Vez Te Informo
Pues Ya Comprendí Que Si No Lo Hago Me Trastorno.Voy A Derretir Todos Tus Hielos,
Voy A Conseguir Que Sientas Celos Cuándo No Me Tengas A Tu Lado Verás Que Lo He Logrado.Caminaba entre las mesas, sonriendo a sus clientes, yendo directo con su objetivo, sus ojos no se despegaban, era increíble que Emilio estuviera nervioso, siendo él quién pone nerviosas a las personas.
La música seguía sonando y llegando hasta Joaquín, sujetó su mano, la cercanía le hacía sentir mareado, el brillo de los ojos lo hechizaba, la suavidad de la piel, la expresión sorprendida, los labios entreabiertos.
Voy A Conquistarte, De Una Vez Te Advierto
Y Claro Que Te Amo Y Es A Corazón Abierto.Voy A Conquistarte, De Una Vez Por Todas
Vamos A Tener La Más Mentada De Las Bodas.Voy A Provocar Tantas Envidias
Y Será Envidia De La Buena.Y Hasta Que La Muerte Nos Separe
Será Bendición También Condena.Voy A Conquistar Tu Amor Ya Verás...
Con la música de fondo se inclinó y besó el dorso de la mano de Joaquín, sintió cómo se ponía piel de gallina, una de sus típicas sonrisas y no solo Joaquín, TODO el restaurante tenía la mandíbula en el suelo.
Alejándose de la mesa y regresando el micrófono a la banda, fue hasta la barra y siguió preparando zumos, chupitos.
Diego lo miraba cómo si le hubiera crecido otra cabeza, ¿Qué creía que hacía?, Emilio era un seductor innato, eso lo sabe perfectamente pero esa manera tan descuidada de mostrarse frente a todas las personas era simplemente increíble.