O C H E N T A I C I N C O

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Estaba en el supermercado, William seguía durmiendo y prefería venir sola a tener una discusión de por que lo desperte de su sueño en donde se tatuaba el cuerpo entero una y otra vez, a veces si que me da miedo.

Por no acompañarme, William se llevara la gran sorpresa de que me traje su tarjeta para comprar todo, un pequeño castigo. De vez en cuando sentia una que otra mirada, no me gusts salir con lentes y gorro en pleno verano asi que si alguien me reconoce no me molestará en lo absoluto, saque y saque cosas que quizás se quedaran guardadas por mucho tiempo, pero nadie sabe si algun dia a alguno de los dos le da algún antojo nocturno, sobre todo William que a veces llega con casi todo el refrigerador a la cama.

Empiezo a sacar producto por producto, por suerte vine en auto y no caminando, la cajera estaba aburrida de pasar tantas cosas.

—Trajo bolsas?— me pregunta el chico encargado de guardas las cosas, le sonrío amable —No, vine en auto, gracias— digo mientras sigo sacando cosas del carro.

Al terminar de sacar todo del carro y pagar todo con la tarjeta de don señor tatuajes, empezó el trabajo de meter todo al carro, ahora que tengo que agacharme a cada rato me arrepiento de comprar tantas cosas, la venganza es mala.

—Se te perdió algo en el trasero de mi novia o que? Te ayudo a encontrarlo?—

Abro los ojos de par en par, me giro, y veo a William mirando al chico de empaques con los brazos cruzados, mirandolo sin expresión alguna.

El chico se rasca la cabeza nervioso y niega con la cabeza.

—Excelente—, William se acerca un poco a el, —Si no quieres tener bolsas en tus ojos vete ahora— dice, dandole una sarcástica sonrisa.

Ruedo los ojos, William y sus amenazas raras.

El chico lo mira asustado, y casi se va corriendo de ahi. Sentia demasiadas miradas en nosotros, a lo que apresuró mi ritmo de meter las cosas al carro, William me ayudo en lo que quedaba y nos fuimos de ahi.

Al llegar al auto lo miro curiosa.

—Como supiste que vendría al supermercado?— digo abriendo la parte trasera.

—Emily, te quejaste toda la mañana diciendo que era un maldito flojo bueno para nada por no acompañarte al supermercado, como no saberlo— dijo riendose.

Yo lo miro victoriosa y saco su tarjeta.

—Adivina con que tarjeta pague todas estas cosas— digo sacando su tarjeta

William me mira y alza una ceja.

—Encerio crees que me afecta que ocupes mi tarjeta? He gastado el triple de lo que gastaste tú y tampoco me afecta— dice riendose.

Me doy una bofetada mental, Emily, tu novio tiene más dinero del que podrías ganar en toda una vida trabajando.

—Gaste demasiado dinero en todo esto— digo apuntando el carro lleno.

—A ver, pasame la boleta— dice riendo

Le paso la boleta y el mira cada detalle, al ver el monto me mira y ríe a carcajadas.

—Emily, esto comparado a lo que yo compraba era nada, y dudo que me dañe que hagas las compras con mi tarjeta, compra todo lo que tu quieras mi amor— dice entregandome la boleta y dandome un beso en la frente.

Mi vecino y sus tatuajes (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora