Capítulo 22

2.3K 228 16
                                    

VALENTINA POV

Soy tan estúpida.

Realmente pensé que las cosas no podían empeorar, pero las leyes del universo estaban claras, tal vez había arrojado un sentimiento contrario a lo que realmente quería y me devolvió un sentimiento amargo. Tanto que me resecaba la boca, mi cuerpo se contorsionaba y temblaba de rabia, pero sobre todo, generaba una fuerte y extensa opresión en mi pecho.

Odiaba ese sentimiento, odiaba el vacío que transformaba el sistema nervioso de mi cuerpo llegando a mis pensamientos dejándolo todo sin color, sin vida. Era un rechazo que no estaba dispuesta a recibir, escuchar las palabras de Juliana, tan calculadoras y frías, me partió el corazón en mil pedazos. La discusión me dejó agotada física y emocionalmente, ya no tenía fuerza para soltar esa angustia que me agobiaba. La ira llegó a cerrar mis pensamientos y me arrojó a otra realidad, tan lejos, que no tenía ni idea de cómo llegué a casa, simplemente estaba allí, perdida en una órbita extraña.

Cuando Ginger se acercó y saltó sobre mis piernas, la realidad pareció sacarme del estado de demencia en el que estaba. Pero no iba a ceder, necesitaba mantenerme fuerte y seguir con mi vida, porque cuanto antes hiciera eso, más rápido podría olvidar todo lo que pasó. Sabía que sería difícil, tanto que necesitaba desviar el resultado de esa discusión. Sentía que no podía cerrar los ojos sin ver la distante mirada de Juliana, sin sentirme abandonada y amargada.

Dios, pero ¿qué esperaba? Por mucho que no quisiera admitirlo, había una esperanza que me decía que podríamos mantener una relación, que Juliana era una persona diferente ahora y que podíamos lidiar con la distancia, pero sus palabras apagaron la llama que mantenía encendida, ella no pude quitar esa barrera.

Tal vez por eso me negaba, hace tres años, a ir a Los Ángeles con ella.

Juliana estaba concentrada en una cosa, yo en otra y nuestra relación siguió caminos distintos por un momento. La amaba tanto que pude dejarla ir. Sabía cuánto ella deseaba una carrera, siempre fue su sueño, pero tampoco podía dejar el mío.

Estaba preparada para LA, pero no para dar un paso más en lo que teníamos y, sabiendo eso, me dolió aún más, porque no había un espacio para que yo entrara, cuidara, estropeara, calentara o deseara como quería.

Y ahora, ¿cómo olvidar, cómo dejarla ir? A pesar de que me estaba alejando, incluso tratando de distraerme, pensando en otra cosa, mis sentimientos me traicionaban. Mi corazón se aceleraba con inquietud. Caminé hacia el dormitorio, me tiré en la cama con la ropa de mi cuerpo incapaz de hacer el cambio, ni siquiera me importaba que el sol estuviera todavía y que las horas fueran contrarias a mi rutina, solo me encogí, abrazando mis piernas como un niño tratando de consolar todo ese dolor que me consumía cada vez más.

(...)

No recordaba haber puesto un despertador ni preocuparme por lo que iba a pasar el otro día. Pasé las siguientes horas encerrada en mi propia soledad ignorando cualquier signo de vida que estuviera más allá de mi agitada respiración.

Cuando abrí los ojos ya estaba oscuro, porque hacía frío al amanecer, mi celular se había quedado sin batería en alguna parte y mi estómago retumbaba. Me levanté un poco mareada tratando de ubicarme, Ginger comenzó a maullar en el momento en que me vio despertar. Con todo lo que estaba pasando me olvidé de darle de comer, curiosamente no me había llamado antes como siempre, solo podía creer que me dejó descansar.

"Disculpe mi amor". Lo recojo y voy a la cocina oscura en busca de una bolsita de pescado que le encantaba.

Lo dejé para prepararme algo para comer, a pesar de no tener apetito, sentía mi cuerpo débil necesitando reponer algo de energía. Sabía que en cualquier momento mis pensamientos volverían a trabajar con toda su fuerza, pero mientras tanto, podría distraerme en la cocina. Prepare algo rápido y me fui al sofá, poniendo algún canal aleatorio solo para que hiciera ruido. Ginger regresó poco después de lamerse el bigote contento y comienza su largo viaje intentando destruir la planta en el centro de la mesa, una misión que consideraba imposible ya que era artificial. Estuve un rato mirando la escena y aunque estaba distraída, noté un papel que volaba allí cuando la pelirroja decidió jugar con otra cosa. Cuando noté la hoja en el suelo, la alcancé con curiosidad.

Quisiera ser | Juliantina I Terminada I EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora