Capítulo 28

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Hipotéticamente, iba tarde.

En este momento debería levantarme, darme una ducha, lavarme los dientes y cambiarme de ropa. Si no lo hacía en los próximos minutos no iba a alcanzar a desayunar. Pero tenía un justificable motivo para no hacer ninguna de estas cosas. A pesar de la pereza y la cálida sensación que rodeaba mi cuerpo, eso no era lo que me detenía. Más o menos unos diez minutos antes, estaba absorta en ver a Juliana dormir.

Entonces sí, ya podía decir que iba tarde.

Sé que no debería haber estado observando durante tanto tiempo a la diminuta figura acurrucada a mi lado, pero era algo de lo que no tenía mucho control en ese momento. Su cabello estaba extendido suavemente a mi alrededor, la posición de su cuerpo era un poco extraña debido a su brazo, pero se veía totalmente cómoda en su capullo. Cuando Juliana dormía, el espíritu de la niña que retenía dentro de ella con tanta fuerza parecía liberarse y traer un delicado aire a su expresión, incluso con las heridas, no tenía muros levantados en ese momento. Estaba tan relajada, tan llena, que era imposible no mirarla, era como un iman que me jalaba hacia ella.

Totalmente adorable.

No quería dejarla. Me pregunto si podrá soportar estar tanto tiempo sola. El accidente aún era reciente y ¿y si le pasaba algo? No me lo perdonaría.

"¿Cuánto tiempo llevas mirándome extrañamente?" Juliana murmura sin siquiera abrir los ojos y se enderezarse en su lugar.

La sonrisa en mi rostro sale instantánea.

"No mucho". Susurro un poco aturdida.

"¿No vas tarde?"

"Es lo más probable". Sigo viendo cómo se extiende su mal humor matutino.

"Pues no llegues tarde". Gruñe y abre un poco los ojos para mirarme. "Estaré bien". Lo completa como si hubiera leído mis pensamientos.

Con mucho esfuerzo me arrastro fuera de la cama y me quedo sin tiempo para llegar al Grupo Carvajal.

(...)

Aunque logré concentrarme durante las siguientes horas, me tomó mucho tiempo terminar todo el trabajo tarde. Cuando subí al coche para ir al departamento ya eran más de las siete de la noche.

Cuando subí las escaleras, el pasillo estaba demasiado silencioso y cuando abrí la puerta mis ojos sintieron un ruido sordo instantáneo. Por un momento me quedé paralizada en el marco de la puerta tratando de asimilar la escena. Todo estaba a oscuras, a excepción de las velas que estaban esparcidas por algunos lados y en la mesa de café del salón iluminando el espacio. La luz y la distancia que alcanzaba hizo que todo fuera muy lírico, cuando me di cuenta de que había una mesa puesta al lado de las velas me quedé sin reaccionar.

"¿Valentina? Estoy aquí". Juliana enciende su celular indicando su presencia en el sofá, dándome un susto momentáneo. Pronto se levanta y da unos pasos hacia mí. "Se fue la luz y encontré estas velas".

Mi corazón da un salto por un momento y me repito a mi misma que se fue la luz, solo era eso, Juliana no estaba tratando de sorprenderme con todo esto.

"No recordaba tener tantas velas en casa". Digo con mi voz lo más normal posible.

"¿Sería suerte?" Ella se encogió de hombros y se acercó. "Pedí pizza". Completa con una sonrisa de satisfacción. "Dijiste que podía comer cualquier cosa y como no hay luz, deberíamos disfrutarlo".

Noto que su expresión cambia un poco, tal vez no estaba tan loca y Juliana lo había hecho todo a propósito. Así que decido seguirle el juego y ver hasta dónde llega todo.

Quisiera ser | Juliantina I Terminada I EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora