Capítulo 27

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Dicen que en ésta vida las cosas suceden por algo, o quizás por nada.

No recordaba exactamente cómo sucedió el accidente, recuerdo la desesperación que me llevó hasta él, una figura en la calle y después, vi todo negro. El dolor era punzante, la sensación que corría por mis venas, era muy aguda, pero cuando vi a Valentina supe que había una esperanza. No era un sueño, ella estaba allí y todo lo demás parecía desaparecer y mi concentración se centraba en el largo cabello rubio que trajo color a ésta aterradora y blanca habitación.

Al principio no sabía qué decirle, solo que estaba feliz de verla allí y de no estar sola en éste momento. Al mismo tiempo se me vino a la cabeza nuestra pelea en la fiesta, y quería desesperadamente pedirle perdón, quería concentrarme en el tristeza y la preocupación que había en su rostro.

"¿Estás bien?" Su voz era ansiosa.

Cuando me di cuenta de que estábamos en un lugar neutral a pesar de todo, fui sarcástica, como siempre lo era cuando estaba con ella en el mejor de los días.

"Como si me hubiera topado con un árbol en el camino".

Nunca en mi vida había estado tan asustada. Pensar en la posibilidad de perder a Valentina una vez más me llevaba a un lugar oscuro, que expresaba cualquier esperanza que había dentro de mí. A medida que nuestra conversación tomaba forma, me sentí algo renovada, creando color y sabor. No podía describir muy bien los sentimientos, pero era algo nuevo y excitante. Quizá podría compararlo con una montaña rusa, que hacía ascensos y descensos pronunciados creando una cantidad de mariposas en mi estómago.

Creo que esa era la mejor descripción de mi amor por Valentina.

A pesar del dolor que todavía sentía en cada rincón de mi cuerpo, tenía nuevas expectativas corriendo por mi sangre, calentando toda esa información que había recibido y debilitando mis defensas, dejándome vulnerable, rompiendo cualquier barrera que había creado para tratar de evitarla y la fuerza del deseo que me atravesaba.

Esa noche había soñado con Valentina.

Había sido un sueño sin promesas, sin culpas ni miedos. Había sido agradable y con la esperanza de despertar con algo mejor. Sin embargo, no podía negar que parecía un huracán sacudiendo todas las estructuras de mi vida, dejando escombros en el camino que no sabía cómo levantar.

Sabía que debía regresar a Los Ángeles en los próximos días y, aunque no me habían dado el alta (totalmente comprensible), tenía miedo de dar el siguiente paso. Las cosas ya no eran como hace días y no sabía muy bien qué hacer con toda esa información.

(...)

Gracias por ser tan dura conmigo y abrirme un poco los ojos. Perdón por ser tan idiota, pero creo que es parte de mi ADN. Espero que estés disfrutando de tu luna de miel. -Juls

"Te traje café", entra Valentina a la habitación, iluminando el espacio con su sonrisa, "espero que no haya problema". Extiende el vaso con una mirada culpable.

Dejo mi teléfono celular y recibo el vaso con entusiasmo.

"Por favor, ya no puedo con más sopa y gelatina, me rompí un brazo, mi estómago está en perfecto estado". Inmediatamente tomo un sorbo y disfruto de la sensación de cafeína en mi cuerpo.

Era la tercera noche en esa habitación y ya no podía más.

"Solo unas horas más" Valentina coloca una bolsa de ropa en el sofá junto a la ventana y se vuelve hacia mí. "Te prometo que te cocinaré cualquier cosa."

"Sería muy feliz si es solo es pizza".

Mi celular vuelve a vibrar y lo levanto con cierta velocidad.

Quisiera ser | Juliantina I Terminada I EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora