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𝐋𝐨𝐜𝐨𝐬 𝐨𝐛𝐬𝐞𝐬𝐢𝐯𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫
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𝙴𝚜𝚝𝚊𝚛é 𝚌𝚘𝚗𝚝𝚒𝚐𝚘, 𝚝ú 𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚎𝚕 á𝚗𝚐𝚎𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚘 𝚖𝚊𝚝𝚊𝚛.❦
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Los personajes no son de mi autoridad, pertenecen a s...
Se podía contar con los dedos de la mano las cosas que verdaderamente le interesaban al de cabellera blanca, si lo conocías verdaderamente sabrías que solo bastaría con levantar un dedo. Lo que verdaderamente le apasionaba a Nagito era la llamada "esperanza" algo abstracta y difusa para cualquiera que escuchara la palabra, pero para él era más claro que el agua, le daba un sentido a su vacía vida llena de desgracias.
Dentro de la academia pico de la esperanza jóvenes con diferentes talentos y potenciales a explotar se reunían para pulir estos mientras convivían con otros igual de brillantes que ellos, curiosamente la "habilidad" más llamativa dentro de la clase 77 no era ser el súper gánster o la gamer definitiva, dentro de todas las habilidades y alumnos se encontraba un joven con un talento igual de abstracto que sus pensamientos" el súper suertudo de preparatoria". Un chico poco ordinario y diferente al resto. Su llamada buena suerte en ocasiones era más una maldición con la que tendría que vivir.
Nagito caminaba con tranquilidad por el casi desértico patio de la prestigiosa escuela, su llamada suerte le hizo quedarse más tarde de lo normal ya que al momento de finalizar las clases por un descuido tropezó, golpeando su cabeza contra una butaca provocando que esa se moviera de lugar, arriba de esta se encontraba un líquido de dudosa procedencia que parecía ser de uno de los super talentosos chicos, el líquido blanquecino se derramó provocando un olor peculiar, la butaca se estaba quemando, sin quererlo o desearlo aquel tropezón provocó un pequeño incendio dentro del salón, pero a su vez ayudó a que de los estudiantes dueños del liquido salvarán sus vidas ya que este se decía ser "una nueva gaseosa". Todo resultaba ser bastante surrealistas en su vida, parecía un cuento o un una historia inventada por un niño de primaria pero el quedarse tiempo limpiando el desastre era muestra de que en verdad todo aquel desorden de acontecimientos sucedió.
Con una sonrisa en el rostro se dirigía a la salida de la academia, pero algo llamó su atención, una chica de estatura promedio se encontraba sentada debajo de uno de los grandes árboles de cerezos que se encontraban dentro de la escuela, la vista de la joven dibujando mientras ardillas se acercaban a esta, con el elegante toque de las flores de cerezo moviéndose y soltandose producto de la ventisca que había ese día provocaba en conjunto una escena totalmente hermosa, aquella imagen parecía un retrato esperanzador de la vida misma. Nagito no lo pensó dos veces para acercarse a tal maravillosa escena, con pasos calmados y una sonrisa en la cara se acercó de forma relajada.
