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𝐋𝐨𝐜𝐨𝐬 𝐨𝐛𝐬𝐞𝐬𝐢𝐯𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫
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𝙴𝚜𝚝𝚊𝚛é 𝚌𝚘𝚗𝚝𝚒𝚐𝚘, 𝚝ú 𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚎𝚕 á𝚗𝚐𝚎𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚘 𝚖𝚊𝚝𝚊𝚛.❦
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Los personajes no son de mi autoridad, pertenecen a s...
Zapatilla de cristal y vestido azul, todo para una princesa elegante como tú, una bienvenida afectuosa por parte de tu verdadero amor después de liberarte de tu captor.
Meses atrás la condesa (T/n) Trancy fue secuestrada por un el llamado perro guardián de la reina, un niño de cabello azulado y un parche que ocultaba un secreto, descrito comúnmente como apuesto y con gran encanto ante el público, pero todos desconocían de la verdad, un enamorado peligroso era aquel conde en privado, ¿Cómo lograste escapar de aquel lugar? No tenías mucha idea de lo que había ocurrido, de buena manera eras consiente que Sebastian era un oponente digno ante cualquier guerrero que tratara de liberarte de tu captor, pero con ayuda del mayordomo de tú esposo la tarea fue de menor riesgo.
Tatareabas con alegría la pieza de mesías de haendel mientras movías las piernas de un lado a otro bailando con total elegancia, Alois prometió hacer una fiesta de bienvenida en tu honor, para gritar a los cielos "La condesa Trancy está en casa" aquello parecía más una mofa para el conde azul. Pero su promesa fue completada, una velada linda y simpática, varios ricachones se adentraron en la mansión para celebrar junto al rubio tu llegada, nadie de aquel lugar conocía la verdadera historia de tu misteriosa desaparición, se rumoreaba varias cosas con respecto a esto, pero no eran más que chismes que se inventaban los condes cizañeros. Aun acuestas de los rumores que se escuchaban por el lugar todo resultaba ser grandioso, hasta su esposo dio maravillado un discurso conmovedor.
-Quizás alguien quiera hacer daño a la familia Trancy, pero nosotros atacaremos con uñas y dientes a aquellos que nos quieran dañar, hay que darle la bienvenida a mi amada (T/n) quien se liberó del demonio quien la tenía cautiva... brindemos de alegría ya que ella pudo volver a casa. ¡Brindis!
-¡Brindis!
gente celebro con alegría chocando sus copas al aire con regocijo para posteriormente beber de sus estas con champagne, abrazaste a tu amado con dulzura, el rubio correspondió con gusto sintiendo calidez en su corazón, acerco sus finos labios a tu oído y susurro con la voz más calmada que pudo.