20 Songs Challenge | Dylmas/Newtmas ✔️✔️

Love | Dylmas.

Llegó el pesado y estresante lunes, el peor día de todos. Todos necesitan un descanso después de haber descansado y divertido el día anterior al lunes. Yo lo pienso así. Felizmente no fui a aquel antro con mis amigos, puesto que justo ahora estaría que me revienta la cabeza y pasaría el día de la mierda.

Quité las sábanas de mí encima y me encontré con un más despierto que yo, y con la vejiga doliéndome, caminé rápidamente al baño y tuve que sentarme para no hacer un desastre dentro del baño. Gemí de alivio y me desconcertó el silencio del lugar. A estas horas, mis padres y hermana caminan de un lugar a otro, gritando lo que les falta, apresurándose, ya saben, lunes.

Después de asearme, me vestí, recogí mis cosas, salí de mí habitación y el silencio aún reinaba por el lugar. ¿Seguía siendo domingo, o qué? Al bajar e ir a la cocina, todos estaban desayunando, pero aún con sus ropa de dormir. Estaban tan tranquilos que me intrigaba.

-Buenos días, ¿porqué no están cambiados? -pregunté sentándome para después coger mí plato con mí desayuno listo.

-No irémos a ningún lugar -paré el movimiento de mi mano que sostenía pan y mermelada que iba a mí boca tras escuchar a mí madre.

-¿Porqué? -fruncí el ceño confundido-. Es lunes, tienen trabajo y tú, clases -apunté a mí hermana que sólo se encogió de hombros, restándole importancia.

-Quisimos descansar un lunes.

-Entonces tampoco salgo y me quedo todo el día en casa -informé acomodándome en mi sitio.

-Tú tienes clase, y no puedes faltar a tu entrenamiento del equipo.

Como siempre mí hermana teniendo razón. No podría faltar a los entrenamientos de fútbol, el entrenador me gritaría toda la semana sólo por faltar a uno. No entiendo cómo le hace para estar presente siquiera a cada uno de ellos sin falta, es el entrenador, lo sé, pero en ocasiones lo notamos demasiado cansado, aparte de los gritos que suelta, joder, es imparable.

-Pero ustedes estarán un día como si fuera el normal de todos -seguí quejándome-. Es lunes.

Enfaticé lunes, pero ellos seguían como si nada. A veces pienso que conspiran en mí contra.

-Papá, di algo -rogué mirándolo-. Ayúdame, también quiero disfrutar de un lunes.

-Lo siento hijo pero será para otra ocasión, tienes cosas que hacer.

Lo que me faltaba. Negué con la cabeza fingiendo decepción. Sabía qué esto de descansar un lunes pasa cada mil años.

-Date prisa o llegarás tarde, desayuna.

A regañadientes seguí comiendo pero lo hice de mala gana, para que vean que no tengo ganas de salir. Me esperaba unas clases aburridas, un entrenamiento agotador y unos amigos de lo más parlanchines. Y pensé que también estaría esperándome él.

Sonreí inconscientemente y dejé de hacerlo tras escuchar el carraspeo de mí hermana. Subí la mirada y me veía subiendo y bajando sus arqueadas y pobladas cejas. Rodé los ojos y negué sutilmente. Ella sabe todo con respecto a cierto rubio acosador. Ella dice que tengo que dejar de fingir que él no me importa y aceptarlo, pero, no sé, me da cosas. Es decir, es un chico, no tengo problema con eso pero nunca imaginé que uno estaría interesado en mí. Muy interesado.

Agradecí rápidamente, y salí de la casa pisando fuertemente. Sólo lo hice para que vean lo molesto que estoy, cuando no era verdad. El frío viento mañanero chocó con mí cuerpo saludándome, logrando que un tiriteo se instale en mí. Me dirigí rápidamente a mí auto, aparcado frente a la residencia O'Brien y partí con rumbo a la universidad. Es una suerte que en la ciudad donde prácticamente estuve toda mí vida, tenga universidades, no me hubiera gustado ir a otra ciudad para ingresar a una. Me gusta estar con mí familia siempre. Todo estaba normal, lo que en un día lunes estaría normal. Las calles infestadas de autos, veredas con personas caminando rápidamente yendo a sus trabajos o centros de estudios, todo un ajetreo. Después de unos largos quince minutos llegué al instituto, con estudiantes ya frente a ella. No entiendo porqué siempre están afuera, en vez de entrar e ir a sus aulas. Que jodidos.