Shanks.

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El ambiente apacible transcurre con normalidad en Villa Foosha, los residentes disfrutan bajo sombra el hermoso día sin nubes que impidiera ver el azulado cielo, pero aquellos incautos que osaban permanecer bajo el sol tendrían sus consecuencias, y ella era una de aquellos incautos descuidados. La joven de pañuelo alrededor de su rostro estaba en medio del camino observando con expresión seria hacia el puerto, dando con aquel distinguido navío de bandera negra símbolo de piratas, lo cual provocó una muy leve sonrisa en sus labios.

En un día tórrido y sofocante, aquello que apaciguaba una garganta seca era los diversos sabores que ofrece el sake, y para los tripulantes del capitán de cabello rojo era un alivio contar con el bar de Makino a todas horas, ya que desde su llegada a la isla permanecieron festejando entre estruendosas risas que eran escuchadas incluso a las afueras del establecimiento.

—¡Capitán, pida más sake!

—¡Mi garganta aún está seca!

—¡Esa es mi carne!

Los constantes gritos resonaban entre los piratas, y el capitán sentado en la barra estaba al tanto, solicitando con gran entusiasmo el alcohol y la comida como si no hubiera un mañana, por suerte Makino era una mujer amable y estaba gustosa de atenderlos.

—Creo que queda un barril de sake, lo traeré enseguida —dijo dirigiendose al interior del bar, dejando al grupo de piratas con su fiesta sin interrupciones, o eso creyó.

Al cabo de un minuto la puerta fue empujada con cuidado y una figura hizo aparición en el bar, un sujeto cubierto con un pañuelo se encaminó entre las mesas hasta la barra, tomando asiento al lado del capitán. Las risas continuaron con euforia, pero algunos de los tripulantes notaron la visita de aquella persona y optaron por poner mayor atención en el ambiente que cargaba.

—No esperaba encontrar piratas en la isla —susurró quitando el pañuelo de su rostro y apartando las gotas finas de sudor—, y confío que quede algo de sake.

—Solo estamos de paso y fueron en busca de otro barril. —sonrió acomodando el sombrero de paja, de reojo observó el rostro serio de la joven e intentó hacer memoria de donde conocía aquella intensa mirada.

Repentinamente sintió algo a un costado de su cabeza, y no era necesario voltear para saber que aquella joven le estaba apuntando con algo. El pelirrojo sólo ocultó su mirada con la sombra del sombrero y una leve sonrisa de lado se posó en sus labios.

—Era mi día libre, pero al parecer no tengo descanso. —su mirada buscaba la oscura del de cabello rojo, quien alzó su rostro conectando con el de ella.

—Si apuntas con un arma, estas poniendo tu vida en riesgo, jovencita.

El ruido comenzó a cesar hasta finalizar con el silencio sepulcral, todos atentos al capitán y la intrusa. Yasopp, desde una de las mesas más cercanas apuntó con su arma hacia la forastera, quien notó aquella acción pero se negaba en bajar su brazo.

—No me interesa arriesgar mi vida por amigos, y ustedes deberían abandonar el bar —advirtió y Shanks formó un pequeño puchero alzando una ceja sin comprender.

Mientras tanto, la joven dueña del bar regresaba hacia su puesto en la barra con las manos vacías, pero el silencio le recibió como advertencia y su sorpresa fue al notar la joven apuntando al capitán.

—¡Espere (T/n)-san! Ellos son conocidos desde hace un tiempo, no son malas personas —dijo Makino con mirada suplicante hacia la nombrada.

La joven observó hacia la propietaria y luego al pirata, rápidamente aparta su mano rascando nerviosa su cabello y una sonrisa se dibujó en sus labios, siendo observados por el hombre junto a ella.

One Piece [One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora