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8:40 a.m. los zapatos del comisario resuenan con un ligero eco mientras camina por uno de los pasillos de su lugar de trabajo.
¿Cómo podía demostrarle sus cualidades a Horacio?
»Tal vez en la cama« —pensó y rápidamente se contradijo, eso había sido muy irrespetuoso.
Por cierto, Volkov se sentía satisfecho iba casi a más de la mitad de los pasos, solo faltaba que este quinto saliera tan bien como los anteriores.
Paso 5: Muéstrale tus cualidades.
El ruso no tenía nada planeado, pero vamos, el sentía que no había nada con lo que impactar a Horacio. Simplemente se veía como algo ordinario.
Pero eso no era lo que creía el chico de cresta.
Una alerta llegó a los teléfonos de todos los agentes en servicio, se trataba de un código 3, o como la gente suele conocerlo, un atraco, específicamente a la joyería.
Volkov soltó un suspiro al igual que algunos otros agentes de la malla.
»¿A quien se le ocurre atracar una joyería tan pronto?«
Caminó hasta el garage de comisaría mientras por radio avisaba a los agentes que acudirían al atraco junto a él.
—¿Horacio, está con alguien en binomio? -preguntó el ruso.
—No comisario, hoy es el día libre de Gustabo.
—Vale, lo espero fuera de comisaría para ir juntos -dijo y Horacio con una sonrisa respondió una simple afirmación en código policial.
—¿Cómo estas Volkov? -preguntó Horacio al subir al coche mientras se colocaba el cinturón y el mencionado arrancaba el vehículo.
—Muy bien, hoy sorpresivamente he conseguido dormir -sonrió ligeramente sintiéndose mientras aún mantenía la mirada en la carretera.
—Vaya casualidad, yo también he logrado dormir muy bien -dijo sonriendo mientras observaba el perfil del ruso, le parecía tan lindo.
Lo que este no sabía era que la razón por la que Horacio había dormido tan bien, era aquel sueño que había tenido aquella noche. El sueño en el cual veía como a Volkov y a él los unía un pequeño hilo rojo cada que estaban cerca. A Horacio le pareció extraño recordar aquel sueño, había leído algo sobre la "leyenda del hilo rojo" y hombre, siendo Horacio, por supuesto que lo había creído.
El moreno había leído que según aquella leyenda, las personas predestinadas a conocerse se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique. La leyenda afirma que aquellos que estén unidos por el hilo rojo están destinados a convertirse en almas gemelas, y vivirán una historia importante, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias que se encuentren en la vida.
