6

31 9 21
                                    

Lo que vi fue asco.

¿ Sabes esos momentos en que puedes adivinar exactamente lo que otra persona está pensando, pero no puedes decir qué te lo indicó? Supongo que haya sido alguna micro- expresión. Algún cambio en la apertura de su nariz, en la inclinación de las puntas de su boca, en la dirección de sus ojos.

Pero lo vi, claro ante mí, que en aquel momento él me vio y sintió asco.

Y, verán, uds no me conocen, pero a mí nadie me hace un desaire así y se queda tan ancho.

Así que, sí.

Puede ser que todo haya sido maquiavélicamente orquestado.

Que me hubiese pasado los siguientes 20 minutos timbrándole a Tony para saber si se encontraba cerca.

Que una vez hubiese llegado, no le haya propuesto ir al baño hasta que vi a Cillian acercarse a aquella puerta.

Que si Tony llegó con la bragueta abierta a aquella puerta fue porque no quería que tuviese tiempo a preguntarse siquiera si el baño estaba ocupado.

Que si cogí aquella silla y senté a Tony en ella, y la puse en aquel ángulo, fue para que mi cara fuera lo primero que Cillian viese al abrir aquella puerta.

Y todo fue tan rápido que en su cara pude detectar la sorpresa cuando salió de su cubículo y nos pilló follando.

Y lo miré. Oh, diablos si lo miré.
Lo miré con odio.
Lo miré reclamando.

Y me gustó verlo mirarme por inercia, más porque lo obligaba a mirar y porque no sabía cómo reaccionar, que porque quisiera.

Me encantó ver su cigarro caer al suelo.

Me encantó ver cómo se quedaba quieto, allí, de pie, porque no se lo podía creer. Porque le costaba procesarlo.

Me encantó que no retrocediera siquiera adentro del cubículo, porque ni siquiera estaba pensando.

Me encantó que se pudiera rojo de pena anticipada cuando Tony terminó, imagino, pensando cómo explicaría que se había quedado allí por tanto tiempo, mirando.

Y me encantó la risa de Alba cuando la llamé para contárselo

Todo el amor que perdimos {Peaky blinders y Casa de Papel}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora