This Love (Only) Hurt Us - Chaesoo (BLACKPINK)

Seven

Era un nuevo día, y ya habían pasado unos dos meses así.

La gente se preguntaba qué había pasado con Kim Jisoo y Kim Junmyeon. Buscaban y buscaban respuestas pero no las habían. Simplemente habían desaparecido sin ninguna explicación.

No habían rastros, no habían huellas. Nada.

Y mientras los papás de estos lloraban todos los días, preguntándose dónde están, Kim Jisoo estaba en una esquina de la habitación con moretones en su cuerpo, los moretones salían y salían cada vez más.

-¿Te quedó claro...- golpe.- ... Que me tienes que respetar?- golpe. La pelingra asintió.- Así me gusta, princesa. Me gusta que seas obediente. No me obligues a dañar más tu hermoso cuerpo-

Un día más siendo golpeada.

Un día más siendo abusada.

Un día más en el que la rubia le demuestra a Jisoo que su vida no vale nada.

Un día más en el que sabe que su último día se aproxima, no había escapatoria.

Y si Roseanne no lo hacía, ella misma buscaría la manera de hacerlo.

Una nueva violacion, un nuevo orgasmo.

Y no, no confundan las cosas. Inconscientemente el cuerpo puede tener un orgasmo por el placer recibido, pero eso no quiere decir que lo disfrute o que así desee hacerlo.

Aunque tal vez en el fondo Kim lo disfrute.

-Ya te traigo comida y curo tus heridas, bebé- salió por la puerta, asegurando de cerrar está bien.

(...)

Por primera vez, Jisoo sintió sinceridad en la mirada de Roseanne.

Ésta la miraba con ojos de perrito arrepentido, se acercaba poco a poco a la mayor cerrando los párpados. Compartió con Jisoo un beso lento, que al principio no fue correspondido, pero luego de unos segundos, la mayor lo siguió.

Roseanne pasó lentamente su lengua por el labio inferior de la pelinegra, pidiendo permiso para adentrarla. Jisoo entreabrió sus labios para dar paso y sentir la húmeda lengua de la rubia. Un gemido de satisfacción salió de sus labios.

Las manos de Rosé fueron a su cuello y caderas, sosteniéndola firmemente para no perder el ritmo del beso.

Se despegaron lentamente y juntaron sus frentes calmando su respiración.

-Besas increíble, gatita- comenzó la rubia.

-G-gracias- respondió Kim.- Tu también-

Rosé terminó de alimentar a la más baja, recogió todo lo que habían utilizado y se fue, dejando sola una vez más a la pelinegra en medio de la oscuridad.