Conway salió de aquel baño como si nada, no quiso decir nada, ni avisar a volkov de que todo era broma, simplemente se sentó en la cama a esperarle, para así darle lo que no le había dado hace unos minutos.
A su vez, Volkov estaba cabreado, nunca le habían echo eso, nunca le habían dejado con las ganas, es algo que nunca le había gustado que hiciesen, no sabe porque, ya que el muchas veces lo hace también, pero simplemente lo odiaba, y si se lo hacia Conway lo odiaba más aún.
No sabía que tenía aquel pelinegro que despertaba tanto sus ganas, pero siempre lograba hacerlo sin siquiera provocarle, con tan solo mirarle quería tenerle entre sus brazos y hacerle de todo, pero ese momento aún no había llegado.
En el fondo, el ruso sabía que todo era una broma de mal gusto del pelinegro y que si ahora subía le saciaría todo lo que necesitaba, pero esta vez no iba a caer, no iba a seguir sus juegos ni mucho menos dejar que haga con él lo que quiera, por lo que decidió tumbarse con el móvil en el sofá y no subir.
Por otra parte Conway seguía sentado en la cama, esperando a que su amado subiese, empezó a extrañarse por su tardanza, pero no le dio importancia, simplemente siguió esperando.
Los minutos seguían pasando y el pelinegro ya se olía que no iría a subir, ya que ya se estaba cansado de esperar tanto, por lo que sin más miramiento, se tumbó en su lado de la cama y se quedó mirando la pared pensativo hasta dormirse.
Conway ya estaba dormido, Volkov lo sospechaba ya que no había dicho nada, ni había bajado, en parte se siente un poco mal por haberle hecho esperar, pero sabe que se lo merece.
Después de un rato largo también se durmió.
Pasaron las horas, y la pareja seguía separada, pero algo ocurrió en el piso de arriba.
Conway empezó a buscar aun dormido a Volkov desesperadamente con la mano, intentando tocarlo, pero no lo logró, su respiración era muy agitada, y su pulso estaba por las nubes, estaba pasando otra vez, estaba volviendo a tener esas pesadillas, pesadillas que volvían a su mente cuando dormía solo, cuando no sentía los abrazos de Volkov por la noche, ya que el era el único que despejaba su mente, que le hacía ser mejor.
Conway se movía desesperadamente por toda la cama, teniendo aquellas imágenes de la muerte de su mujer repitiéndose una y otra vez en su mente, sin cesar.
Lo próximo que pasó, fue el abrir de ojos bastante asustado de Conway, todo su cuerpo temblaba del miedo, lagrimas caían por todo su rostro sin cesar, y más aun cuando vió que estaba solo en la habitación, pensando incluso que el hecho de estar con Volkov también era una mala jugada que le habia dado su mente, una simple alucinación.
Lo único que supo hacer en esos momentos, fue coger el vaso de agua que habia sobre su mesita, para beber agua e intentar calmarse, cosa que no funcinó ya que debido al temblor que tenia de las manos, se le cayó al suelo, rompiéndolo en pedacitos.
