Volkov no entendía nada de lo que estaba pasando, no sabía qué hacer, ni como actuar, por lo que hizo lo primero que se le pasó por la mente, correr tras él.
-P-para, no te vayas p-por favor- Dijo Volkov cogiendo el brazo del contrario y algo preocupado.
A lo que Conway solo negó con la cabeza, no tenía la intención de quedarse, necesitaba estar solo, pensar, pese que Volkov era el único que le tranquilizaba, y el único que hacía que esas pesadillas paren.
-M-me voy, no te quiero molestar, estaré bien solo- Dice aun sollozando, tenía la voz rota, y la mirada perdida, realmente nadie le había visto así nunca, y eso a Volkov le dolía, le rompía el corazón.
-Conway, no diga tonterías, no me molesta, quédese- Dijo el ruso esta vez mirando a los ojos, y pasando a cogerle la mano.
Conway no supo decir que no a esa mirada, esa mirada que cualquier cosa haría por que desapareciera, para convertirla en una mirada triste en una mirada féliz.
A Conway le importaba una mierda su propio bienestar, solo le importaba el bien de su más preciada persona, por lo que simplemente asintió con la cabeza, apartando su mirada de la fría y apenada mirada de Volkov.
Sin más el americano apartó la mano algo brusco de la del ruso, para así tumbarse en su lado de la cama.
Por otra parte el ruso, seguía sin entender nada, no sabía que había hecho para merecer un trato así, realmente cada día entendía menos a su amado, pero pese a tener que hacer cosas que no entendía, o no le gustaba, si era para ver a Conway feliz, las hace sin rechistar. Por lo que simplemente sin decir nada más y en total silencio se tumbó junto a Conway, abrazandolo por la espalda a modo "Cucharita".
Los dos se durmieron prácticamente a la vez
