Unico

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YoonGi se encontraba limpiando un poco el confesionario, era su primer día como sacerdote por lo que estaba entusiasmado por hacer bien su trabajo.

Según lo que le había dicho una de las monjas del lugar, hacia mucho tiempo que no venía nadie a confesarse, por lo que era aún más emocionante para el.

—Señor Min—dijo una de las monjas del lugar—¿habrá algún problema si nos vamos a hacer las compras?

—¿Porqué habría algún problema?

—Porque se quedaría solo, pero solo sería por poco tiempo, nosotras...

—No se preocupe, pueden ir con tranquilidad.

Ella asintió antes de salir del lugar.

Aproximadamente dos horas pasaron, YoonGi pensaba que aquella persona ya no vendría, por lo que un poco decepcionado se levantó de su lugar dispuesto a irse, cuando escucho unos pasos acercarse hacia el.

—¿Señora Lee?

—Lamento decepcionarlo padre, pero no soy la señora Lee.

YoonGi abrió los ojos ampliamente al escuchar esa voz.

¿Podría ser?, no, el se había ido lejos de ese lugar, no podía ser el, simplemente era imposible.

YoonGi inhaló, percatándose de un delicioso aroma, se trataba de aquella colonia bastante conocida para el.

YoonGi se aclaró la garganta.

—¿Has venido a confesarte?

—Es correcto, padre.

—Toma asiento por favor.

Aquel hombre hizo lo que le dijo, posicionandose delante de el.

YoonGi sentía todo su cuerpo temblar, al igual que su respiración irregular.

—¿Pasa algo padre?

—No...Adelante, puedes comenzar a confesarte.

—La verdad es, que eh estado buscando a una persona, no precisamente a una mujer, más bien a un hombre, usted sabe padre, es consciente de como Dios desprecia a los homosexuales, ¿cierto?

—Soy consciente.

—Pero, aún así, yo considero que hay algo peor que un homosexual.

—¿Qué es?

—Un mentiroso.

YoonGi tragó.

—¿Qué quieres decir?

—Ya sabe, esa gente que vive una doble vida, fingiendo ser hijos de Dios, cuando son unas putas deseosas de polla.

—Modera tu lenguaje, que estás en la casa de Dios.

—Oh, ¿de verdad padre?, ¿entonces porqué?

—¿De qué hablas?

—No te hagas idiota, tu bien sabes de qué te estoy hablando.

—Te pido que por favor me respetes.

—Respeto—repitió a secas.

—Si no vienes a ser serio, te pido que por favor te retires.

—¿No te da miedo que diga tu secreto YoonGi?

YoonGi sintió algo pesado instalarse en la boca de su estómago.

—No te atreverías, prometiste guardar silencio.

—¿Así como tú prometiste no irte de mi lado?

—¿Qué es lo que quieres Taehyung?

—Lo mismo que buscaba antes de que te fueras de Daegu.

—Me fui porque quería cambiar, porqué no puedo seguir desobedeciendo a mis padres, porque lo que hacía no era correcto ante los ojos de Dios.

—¿Y hacerte sacerdote fue la solución?

YoonGi no respondió, su mente demasiado aturdida como para responder.

YoonGi escucho como la puerta a su lado era abierta, justo para después ver como Taehyung se adentraba en aquel estrecho lugar.

—Dime YoonGi, ¿que hay de ti?, ¿qué es lo que realmente deseas?

YoonGi lo miró por un momento antes de atacar sus labios, besándolo con voracidad.

Taehyung sonrió, colocando a YoonGi a horcajadas sobre el, antes de depositar profundos besos sobre su cuello.

—Nos irémos al infierno por esto—dijo Taehyung con una sonrisa—Lo sabes ¿cierto?

—Dime algo que no sepa bebé.

YoonGi gimió al sentir los labios de Taehyung sobre su pecho, aferrándose a la espalda de Taehyung.

—La confesión terminó—dijo Taehyung antes de alinearse a su mismo en la entrada de YoonGi.

YoonGi sonrió al sentir a Taehyung dentro de el, si, ya lo extrañaba.

—Te libero de todo tipo de pecado—respondió YoonGi con una sonrisa ladina.

Taehyung sonrió antes de embestirlo con fuerza.

De un momento a otro aquel silencioso y muy religioso lugar se había llenado completamente de gemidos y del sonido obsceno de sus pieles juntas.

Cuando ambos terminaron, se miraron fijamente con una sonrisa cómplice en sus labios.

Taehyung se retiró del lugar no sin antes susurrarle unas palabras a YoonGi en el oído.

YoonGi sonrió mientras miraba la puerta por dónde había salido Taehyung hace apenas unos momentos atrás.

—Padre, ya llegamos—dijeron las monjas mientras entraban al lugar, enseñando las bolsas de mandado—¿paso algo mientras no estábamos?

YoonGi sonrió.

—No, nada interesante.




..."Nos vemos mañana, padre"













Confesión ||TAEGI|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora