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Escuché lo que dijo, pero supuse que lo habría dicho en sentido sarcástico, ¿no? Él no podría tener una hija, es decir, llevaban meses juntos, ¿por qué no le habría contado sobre ella?

— ¿Woon? ¡Im Woon, sal de ahí ahora mismo! Tenemos que hablar.— golpeó la puerta, ya demasiado enfadado. Estaba hasta las narices de su actitud.

La puerta fue abierta con brusquedad, y de un momento a otro, Jisung se encontraba en el suelo con un golpe en la mejilla derecha y los ojos llorosos.

— Ya parecías mi mujer... Déjame en paz, mocoso. Haré lo que se me de la puta gana, tú te callas. ¿Acaso las... putas hablan o demandan algo? No. Vendré en unos días, limpia esta pocilga.

Y nuevamente salió del apartamento, dejando a Jisung jadeando en el suelo. ¿Qué acababa de pasar?

Jadeó aún más fuertemente, comenzando a sollozar. ¿De verdad estaba pasando? Se lo habían advertido, pero él había ido de necio con él.

Borró las lágrimas de sus ojos, levantándose del suelo y cogiendo las llaves de su coche para salir de ahí. Necesitaba relajarse.

Condujo, concentrándose en la música. ¿Conocían a Lee Know? Era su cantante favorito. Tenía las vocales y los pasos de baile más increíbles que nunca había oído o visto.

Su voz hizo que el menor se calmara, milagrosamente, y empezara a ordenar las ideas en su cabeza.

Frenó en rojo, viendo como una anciana comenzaba a caminar para pasar el paso de cebras. Iba a bajar a ayudarla cuando la cabellera castaña que él tanto conocía se interpuso entre su vista y la imagen de la anciana.

Minho ayudó a la señora a pasar, hablándole mientras caminaban. La mujer le sonrió al joven antes de seguir caminando y este se alejó despidiéndose con una mano.

Sí, Minho merecía ser feliz.

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