Lovely yandere » Seunglix.

𝐃𝐨𝐬

— ¿Otra vez te ayudó con tus libros? — Seungmin estaba sentado junto a Jisung en una de las bancas del patio.

— No lo hace con una mala intención, Tal vez fue educado para servir a los mayores — Jisung bufó. era obvio que debían tenerse algo de respeto ya que Felix era menor, Pero a los ojos de su amigo no parecía ser un simple acto de amabilidad.

— Como quieras. sólo te aconsejo que tengas cuidado, no confió mucho en él

— Es un niño. sólo por qué no se comporte igual que los demas no lo hace ver como alguien en quién no confiarías — no era tan cercano al pecoso pero no tenía ninguna razón para sentirse incómodo junto a él, Sabía que era un buen chico— creo qué no podría lastimar ni a una mariposa.

— Bien, creeré en ti — Seungmin soltó una ligera risa para proceder a levantarse, a veces Jisung podía ser algo exagerado.

— Debo irme, hoy hay club de cocina — tomó su mochila y la recargó en uno de sus brazos.

— No vayas a cortarte como la última vez — habló el contrario en tono de burla.

— Sí, lo tengo claro — sonrió— te veo luego.

Jisung asintió y segundos después Seungmin ya estaba dirigiéndose hacía adentro del instituto para ir hasta el club. casí todos los días se quedaba hasta tarde en aquel lugar, no podía negarlo, amaba el ámbito de la cocina. era un escapé del estrés que le propinaban los deberes habituales de estudiante. después de caminar un rato llegó hasta el aula que se encontraba en el segundo piso de aquel edificio, era ahí en donde pasaba su tarde junto a los demás que estaban adentró del club.

— ¿Ya comenzaron? — dijo con una voz tranquila mientras entraba cerrando la puerta con cuidado.

— Hyung, ya estaba tardando — el castaño se sorprendió al ver a Felix ahí, era la primera vez que lo miraba hacer alguna actividad de este estilo.

— Tienes razón, creímos que no vendrías — habló una de las chicas que estaba al lado del rubio.

— Lo siento, Jisung y yo nos quedamos hablando, perdí la noción del tiempo — se escucharon unas cuantas risas— pero es mejor que comencemos ahora, no podemos desperdiciar mucho tiempo.

— De hecho ya estabamos preparando todo. como Felix se integró hoy, vamos hacer algo sencillo, no quiero dar mucho trabajo para nuestro nuevo miembro — Soyeon era la que estaba a cargo de las actividades que se hacían en el club de cocina, también era quién daba la bienvenida a los novatos qué se unían.

— Gracias por aceptarme, me emociona mucho estar aquí y me alegra más que haya coincidido con hyung — el mencionado sonrió de lado.

— Minnie, ¿no hay problema sí te haces cargo de ayudar a Felix?, creo que serías un gran instructor

— Claro — Felix dió una gran sonrisa y trató de disimular lo mejor el terrible sonrojo qué apareció en sus mejillas, afortunadamente nadie lo había notado.

Al ya estar todo organizado empezaron a cocinar como de costumbre entre risas, bromas y música pasaba la tarde.

Seungmin ayudaba al menor con algunas cosas pero no fue de demasiado trabajo para que entendiera la forma de trabajar, de hecho, lo consideraba un buen cocinero.

— Auch — el pecoso se había hecho una pequeña cortada en su dedo.

— Eso debió doler — el mayor se acercó con cuidado y tomó delicadamente la mano del contrario— es pequeña pero necesitas algo que pare ese sangrado o se podra infectar.

Su corazón se aceleró y ya no fue posible disimular lo nervioso que se había puesto, no podía creer que aquel chico de angelical aspecto estuviera sujetando su mano y encima el roce era demasiado suave, fue una acción simple pero que dejó muy alterado a Felix.

— Tengo una bandita que había guardado antes, Sabía que esto sucedería pero creía que el herido sería Seungmin — se acercó hasta ellos una de las integrantes del club.

— Hey, Sabés que a veces soy muy torpe —ambos rieron y le fue entregada la bandita— ahora, debemos curar este dedo.

Seungmin colocó la banda en el dedo del menor y puso sus dos manos encima de la mano del rubio, Felix seguía sin decir nada, estaba demasiado emocionado como para poder decir algo con sentido. jamás olvidaría ese momento, sentía miles de mariposas en su estomago.

— Gracias

— No hay de qué — el mayor soltó la mano del contrarió y volvió al trabajo de antes.

Sin duda alguna, no podría volver a estar tranquilo después de esa interacción.

Su amor había crecido aún más por Seungmin.