Esa tarde el joven detective se dirigió a la casa de la amable señora de la despensa que al parecer tenía de nombre Katherine.
Apesar de que trató de sacar más datos de su sobrina, la mujer terminaba cambiando de tema, lo que causó que en lugar de conseguir algún dato importante, más bien se enterara de que la vecina de Katherine se separó de su esposo.
Antes de salir del lugar nuevamente compró una botella de agua y se dirigió a su nuevo destino, el cuál era un bar distinto al que frecuentó los dos últimos días.
En su auto se adentró a la vecindad de Historia Reiss, al que ya había conocido al traerla hasta su hogar.
Las calles estaban vacías y con una iluminación bastante mala, se estacionó frente a un edificio pequeño que en el primer piso contaba con un salón, el cuál apesar de tener puertas cerradas de madera, en frente contaba con un cartel que decía "Bar Inocencia" y un cuadro de luces que escribía "Abierto".
Arlert sintió que estaba por entrar en alguna clase de reunión de mafiosos, pero ignoró aquella sensación y se adentró al lugar.
Se sentó en una de las mesas redondas y observó su alrededor, el lugar era mucho más espacioso por dentro, los clientes era hombres, no había rastro de alguna mujer a excepción de las meseras.
Otro detalle, las meseras. Todas vestían atuendos ridículamente ajustados que ninguna emprendedor en sus cinco sentidos mandaría poner a sus empleadas.
Ellas llevaban un vestido negro ajustado el cuál les llegaba casi hasta las nalgas, rodó los ojos al notar el mini delantal blanco que rodeaba la cintura de cada una, "Se supone que son meseras, no personales de limpieza", pensó con molestia.
Llevaban también unos tacones ridículamente altos y el cabello suelto, Armin estaba tan metido en los detalles que hacían que ese uniforme no fuese el apropiado que no notó a una de esas meseras frente a él hasta que habló.
–Disculpe, Señor, ¿Piensa pedir algo? –Preguntó una rubia de voz acaramelada.
El giró a observarla y la analizó, era delgada, demasiado, también parecía poco desarrollada para su altura, así que dedujo que se trataba de una adolescente, pero no pudo confirmarlo ya que presentaba un antifaz negro que no dejaba ver su rostro por completo, al igual que las demás chicas.
–Un vino, por favor –Pidió, a lo que la otra sólo asintió y dió media vuelta, la manera en la que caminaba no pasó desapercibida, meneando ligeramente sus caderas, cómo si quisiera llamar la atención de alguien.
Y lo logró, pero no para los propósitos que ella deseaba.
Al volver con el vino y una copa en la mano, colocó ambos objetos en su mesa inclinándose de más en el proceso.
–¿Necesitas compañía? –Preguntó con voz melosa.
–¿No deberías estar, no sé, atendiendo mesas? –Enarcó una ceja.
–Con un "no" hubiese sido suficiente ‐Se quejó la más joven, iba a retirarse pero el detective la detuvo al tomarla del brazo.
–Quédate –Ordenó y la guió a sentarse sin ejercer demasiada fuerza.
–¿No piensas invitarme? –Preguntó con una sonrisa ladina observando cómo el chico tomaba un trago.
–¿Acaso ya cumpliste los dieciocho, en primer lugar? –Cuestionó mientras con una mirada afilada juzgaba a la chica frente a él.
–¿Qué si no lo hice? –Comenzó a acariciar el brazo del rubio con sus dedos subiendo lentamente– Dicen que las chicas jóvenes se llevan bien con los adultos, ¿Quieres comprobarlo?
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Dulce Prófuga |Aruannie|
FanficArmin Arlert es un detective quién, cómo quinto encargo desde su inicio en la comisaría, se ve en la obligación de buscar a la posible culpable de un asesinato, quién se encuentra desaparecida. Las únicas pistas que le dieron al darle el importante...