Autobiografía

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Me llamó Ayzak, nací el 22 de marzo de 2005 y mi vida ha sido algo complicada desde un principio.

A mi padre biológico lo detuvieron por posición y venta de sustancias ilícitas, al igual que a mi madre biológica, luego de un tiempo la liberaron a ella, pero mi padre seguía cumpliendo su condena, aunque tiempo después falleció en un accidente automovilístico.

Debido a eso, me trasladaron con una señora, la cual no contaba con los suficientes recursos económicos para cuidarme, esto me causó ciertos problemas de salud, ya que contraje asma, desnutrición y demás enfermedades.

Pero luego de un tiempo, mi vida tuvo un giro de 365º grados, a los cinco meses de edad fui a parar en la puerta de las personas que considero mi más grande motivación. A los que suelo llamar padres, los que me han dado todo por mí, desde mis medicinas y todo lo necesario para tener un desarrollo óptimo. Los mismos fueron pagando los costosos tratamientos para que yo pudiera superar esas enfermedades, hasta que un día supere mi batalla con el asma.

Pasó el tiempo y cumplí los cinco años, en este momento ingresé a la escuela, pero de inmediato ocurrieron muchos problemas: la mayoría del tiempo estaba solo y callado, no tenía amigos; mis amigos los pintaba yo en mis dibujos, en esos sueños lúcidos que decoraban mi mente de imaginación.

Yo era el taciturno, el de los poemas, el reservado que siempre fue excluido. Fue demasiado complicado pasar por el acoso escolar y todo empeoró al año siguiente, a la edad de siete años perdí a mi mejor amigo. Tuve que afrontar las emociones solo, no quería expresar mis emociones, ya que no sabía como hacerlo... Estaba tan confundido.

El tiempo siguió pasando, todo lo que amé, lo amé solo, no era como el resto, me la pasaba el día leyendo y escribiendo, nunca me agrado estar rodeado de gente. Hasta la edad de doce años, aquí la vida me iba a dar otra sacudida... Porque desde un principio siempre me sentí extraño, como si no fuera de este planeta, decía yo que eran cosas mías, pero tiempo atrás, cuando cumplí diez años mi mente se torno más inestable.

Empezaba a escuchar voces, a ver sombras, algunas ideas extrañas que no pensaba entraban en mi mente; los delirios y pensamientos intrusivos eran constantes. Me sentí mal, triste, sabía que nadie me iba a comprender, otra vez decidí lidiar con todo sin decirle a nadie, una grave decisión pues, terminé estallando con un ataque de pánico. Mientras estaba con mi familia tuve una alucinación, pensé que se iba a desmoronar la estructura del centro comercial encima de mí. Me puse pálido, gélido y empecé a gritar, alrededor mío estaban personas observandome, yo percibí como me miraban raro hasta que unos minutos después logré calmarme.

Después de ese ataque todo estuvo relativamente normal, seguía teniendo los mismos problemas que no hablaba con nadie, no quería ir al psicólogo, habían muchos enigmas en mi cabeza. Ciertas personas me habían hecho creer con sus acciones que me iban a juzgar sin ni siquiera ser un poco empatico... La sociedad me etiquetaría de loco. Por eso seguí adelante, fingiendo que me encontraba bien, aunque en realidad nada lo estaba. Mala idea, porque empeore cuando empecé a tener miedo a cruzar por los puentes cuando iba de paseo con mi familia, me tenía que tapar los ojos, inclusive lloraba, porque siempre en mi mente pensaba en la posibilidad de que ocurriera una tragedia.

Entonces, hice una reflexión, yo tenía que buscar ayuda, lo que estaba ocurriendo conmigo no era algo inventado, ni mucho menos normal. Aprendí que lo que uno siente se tiene que decir sin censura, porque sino, solo estaría maquillando la herida y de esa forma, nunca iba a cicatrizar.

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