Gustabo intenta normalizar su respiración mientras mira el techo blanco de la habitación. El Superintendente estaba a su lado en las mismas condiciones.
–Joder. —murmura el rubio entre suspiros.
Realmente eso había pasado. Estaba exhausto y su cuerpo dolía en zonas que nunca pensó que fuera posible. La situación era tan extraña que mientras pensaba en todo lo que había pasado casi olvidaba que todavía estaban desnudos.
Conway se gira para ver la hora. Habían pasado entretenidos mucho más tiempo del que pensaba e incluso se podía vislumbrar entre las cortinas los rayos del sol mañanero.
—Menos mal que hoy no voy a trabajar. —comenta con media sonrisa Gustabo mientras se anima por primera vez a mirar hacia donde está Conway.
El hombre le mira también, dedicándole una mirada asesina.
—¿Qué coño dices? Te toca trabajar.
Gustabo hace una mueca.
—¿No me da el día libre después de esto? Le gusta mi culo pero no que me tome un día libre. Espectacular.
Conway se siente especialmente molesto con esas palabras. Lo que no quería es que Gustabo buscara tener algún tipo de privilegios por tener sexo con el. Que fuera todo simplemente interés por parte del otro sería una decepción. Prefería que fuera todo por un calentón. De hecho, creía creer que era eso.
—Sin buenos motivos no le doy a nadie un día libre.
—Me duele el culo ¿no le parece buen motivo? No sea tan exigente, Conway. —Gustabo se incorpora para mirarle, dedicándole una sonrisa brillante y engreída. —Venga.
—No. —estira su mano para darle un leve empujón hacia el filo de la cama. —Ve a ducharte.
—Vaya forma más sutil de echarme.
El chico se pone de pie y busca su ropa. Al instante la encuentra y sigue con la mirada hacia donde Conway le señala: es decir, el baño.
Gustabo no demora mucho en la ducha. Quería irse de ahí cuento antes. La situación era relajada pero se podía volver incómoda en instantes. No quería eso.
Cuando sale de la ducha y se viste, vuelve hasta la habitación para recoger sus llaves y teléfono móvil. La escena que encuentra hace que sienta una punzada en el pecho. La imagen de Conway tumbado sobre la cama con solo su ropa interior puesta mientras duerme le deja atónito. Era absurdo negar que su superior era guapo y que se sentía privilegiado de verle así.
Después de demasiado tiempo ahí parado, coge lo que necesita y se da media vuelta para marcharse de esa casa.
Gustabo camina por la comisaría en busca de Horacio. Después de esperar durante veinte minutos en el recibidor a su amigo, se había impacientado. Se suponía que el chico de cresta había ido a ponerse un chaleco antibalas y era imposible que tardara tanto para hacer eso.
Después de buscar a su amigo por el vestuario y comprar que no estaba, decide ir por otras zonas de la comisaría. No es hasta que llega a la pequeña sala de descanso que lo ve hablando con Volkov mientras se bebe tranquilamente un café. A la derecha de ambos, estaba Conway con un café también. Observa la situación divertido como el bien cotilla que era.
—Horacio—exclama enfadado. —¿Qué cojones haces?
Horacio se da la vuelta y le mira asustado. Estaba tan absorto en esa conversación con Volkov que había olvidado por completo a Gustabo. De hecho, incluso se había olvidado la presencia de Conway que estaba a unos pasos de él.
—Se me pasó el tiempo muy rápido. Lo siento, Gusnabo.
—Que te jodan, Horacio.
Gustabo se da la vuelta, sale de la habitación. No tenía la necesidad de estar ahí, en un ambiente tan incomodo.
No da muchos pasos, cuando escucha unos pasos siguiéndole. Al darse la vuelta, ve a Conway.
—¿Qué quiere, viejo?
—Te fuiste el otro día sin hablar.
Gustabo suspira. No se imaginaba que el viejo quisiera hablar sobre eso.
—No creía que quisiera hablar.
—Eres tú quien me ha estado evitando.
El rubio hace una mueca. Eso era absolutamente mentira, ni siquiera habían coincidido por casualidad esos días y tampoco tenía motivos para evitarlo.
Mientras tanto, esperando una explicación, Conway bebé un sorbo del vaso de café.
—Lo que digas, Jack.
Conway escupe el sorbo de café que tenía todavía en la boca y hace una mueca de disgusto ante el desastre que había armado. Gustabo no solo le había tratado de "tú" sino que había utilizado su nombre.
—No me vuelvas a llamar así. Mucho menos en comisaría. — dice mientras mira alrededor, para asegurarse que nadie husmea por ahí.
—Pero es su nombre.
—No me llames así mientras estamos aquí. —habla con un tono más fuerte y autoritario.
—¿Mientras follamos puedo hacerlo? —suelta sin pensar. Probablemente eso hiciera que se ganase un golpe.
El Superintendente traga saliva. Quería hablar de eso pero entrando en ese tipo de detalles. Era inevitable pensar en lo que había hecho un par de días antes.
—Ya veremos.
Ambos se miran en silencio. Eso significa que iban a repetir, que coinciden en querer hacerlo y que no tienen problema para admitirlo en voz alta incluso en medio de la comisaría.
Horacio entra en escena mientras les observa con una mirada acusadora.
—Deja de ligar con el viejo. —murmura cuando coge del brazo a su amigo para tirar de él y alejarlo de Conway.
Mientras el chico de cresta empuja a su amigo por el pasillo Conway se queda ahí parado con el corazón todavía latiendo rápidamente después de lo que habían hablado. Entonces esboza una sonrisa que había gustado cuando el rubio estaba delante suya. Quizás algún día se permita decir en voz alta que además de desear a Gustabo, también lo quiere.
Fin.
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Es un poco corto para mi gusto pero bueno: este es el final.
Muchas gracias a todas las personas que han llegado hasta aquí y han leído esto. ❤️
un poco de spam: tengo una historia volkacio con intenabo como pareja secundaria por si alguien le interesa 🥺
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Errores | intenabo
FanfictionGustabo cometía muchos errores, pero la mayoría últimamente eran sobre terminar borracho e involucrado con Conway.