Carta X

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Yuuri miró los boletos, recordó lo que Beka le había dicho durante la consulta, era curioso como su amigo sin saber toda la historia intentaba darle consejos, cuando el japonés le pregunto porque le decía tales palabras Beka solo respondía que Yuuri se veía realmente mal, que conocía esa mirada.

Pero ¿Qué mirada?

— ¡Jefe! — le llamó Minami.

— ¿Si? — dijo Yuuri abandonando la idea de si invitar a Viktor a la presentación de Yurio o no.

— He terminado ¿me puedo retirar? —, Yuuri asintió y sonrió.

Minami era muy alegre y vivaz, sin duda un buen empleado, tal vez le llegue un bono en su paga de esa semana, el muchacho sin duda se pondría feliz. Miró el reloj de su muñeca, Mila y Viktor no habían subido ¿Se habían ido ya? Lo dudó, siempre se despedían y Viktor le ayudaba a cerrar... aunque tal vez ya no lo haría por su reciente rechazo. De pensar que el ruso no se quedara hasta el final le hizo sentir incómodo.

¿Cuándo comenzó a esperar algo de Viktor?

— He terminado ¿Puedo retirarme? — la voz profunda y seria de Viktor le hizo levantar el rostro.

En definitiva, no lo invitaría a la presentación. '

— ¿Tienes un momento Viktor?

— ¡Jefe! Me paso a retirar... lo siento, interrumpí... — Mila se disculpó, Yuuri solo sonrió incómodo y negó con la cabeza.

— ¿De qué es lo que quiere hablar? — Pregunto Viktor con formalismo.

— Ya nada, puedes retirarte — musitó Yuuri.

Dicho esto, el japonés tomó su mochila, se la colgó en un hombro, pasó a un lado de Viktor esperando que lo siguiera, y aunque tardo unos segundos, para cuando llegaron al final de las escaleras el ruso lo seguía.

Había un silencio incómodo, una tensión dolorosa para ambos ¿Por qué el amor dolía?

Yuuri como todas las veces fue hasta el escritorio de la recepción para cerciorarse que Mila haya apagado todo el equipo de cómputo, de repente, lo vio. Un sobre rojo vino con su nombre en tinta plateada, lo miró, por alguna extraña razón sintió deseos de llorar, esas cartas se habían convertido en un bote salvavidas para Yuuri. así que tomó aquel sobre, abrió su mochila y finalmente lo guardó.

Viktor por su parte observaba todo con sumos detalle.

Minutos después ambos estaban en la acera, la clínica estaba cerrada y solo restaba despedirse.

— Que pase buenas noches.

— No tienes que hacer esto de esta manera, tampoco evitarme... me he dado cuenta.

Yuuri levantó la mirada para encontrarse con un azul inmaculado encerrado en los ojos de Viktor.

— ¿No dirás nada? Ahm... lo lamento... yo...

— ¿Exactamente, que lamentas? ¿Rechazarme o el hecho de estar aquí? Porque no te entiendo, es decir dijiste que olvidara lo que siento... y aunque es difícil, cuando lo intento ¿Tú quieres que seamos cercanos?

— Creí que podríamos ser amigos — volvió a musitar Yuuri.

— Tal vez, pero yo necesito tiempo... no podemos ser amigos ahora, no estoy dispuesto a sufrir de esa manera, acepté tu decisión así que acepta la mía.

— Si sabias que esto iba a pasar pudiste no haber dicho nada.

Viktor se acercó a Yuuri enojado. Era ridículo.

— Tienes razón, sin embargo, me rechazaste sin darme una sola oportunidad, no te la estoy pidiendo ahora... pero tampoco quiero sentir amor por ti, ya no. Alguien tiene que ceder ¿no?

¿Dejar de sentir amor por él?

¿Quería a Viktor? Si

¿Era un cobarde? También.

— No quiero que te alejes...

— ¿No estas siento egoísta, Yuuri? Entiende... no me mires de esa manera, como si entendieras, no puedo estar cerca de ti sin sentir amor hacia ti y, dudo mucho que estos sentimientos desaparezcan tan rápido, así que hasta que eso pase, quiero mantenerme alejado de ti... yo voy a renunciar.

¿Qué? ¿renunciar? Eso significaba no ver a Viktor nunca más, porque la realidad era que lo único que los ataba era el trabajo, todas aquellas palabras que el ruso le había dicho le habían caído como un balde de agua fría, no quería a Viktor lejos, pero sentía miedo, por primera vez en mucho tiempo maldijo a Yuuko, si tan solo ella hubiera sido sincera... pero no todo era culpa de la pobre chica, porque era Yuuri quien se había cerrado.

Vivir en el pasado era una cosa terrible y Yuuri estaba cansado de ello.

Si le hacía caso a su corazón ¿Viktor aun lo aceptaría?

— Yo... Viktor tengo miedo, vivo aterrado de que, si vuelvo a darle mi corazón a alguien, quien sea, lo haga añicos, me ha costado pegarlo durante estos años que hui de Japón, pero ya quiero vivir en el pasado... yo te mentí.

Viktor se acercó aún más, Yuuri había comenzado a llorar mientras mantenía la cabeza hacia abajo y apretaba los puños. Y la verdad era que había recogido la valentía y el coraje para decir todo aquello. Viktor sintió una compasión inefable, verlo así, llorando y roto ¿en qué le había mentido?

— Me... ah... me gustas Viktor, no quiero que te alejes de mí, tampoco que olvides lo que sientes, porque la realidad es que tus sentimientos son correspondidos, soy un cobarde por no decirte al principio, eso es lo que lamento. Pero me gustas, me gustas más de lo que creí.

Rápidamente Viktor llegó hasta Yuuri, acunó las mejillas del japonés para regalarle un casto beso, que dolió, dolió por el frio que había en la atmosfera pero que fue un bálsamo sanador para ambos corazones.

Comenzó a nevar.

Yuuri.

No quiero esconder lo que siento por ti.

No me conoces, pero sin duda este amor que siento por ti crece y se fortalece.

Eres tan hermoso, tu esencia brilla como el espacio sideral.

Tus labios melifluos me llaman con ardiente deseo, espero algún día ganarle al destino y probarlos.

V

Mientras Viktor se deleitaba, perdido en los labios ahora suaves de Yuuri, recordó la carta que le había escrito esta tarde. Porque solo el día de hoy, hizo la excepción de darle dos cartas en un día.

 Porque solo el día de hoy, hizo la excepción de darle dos cartas en un día

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Cartas a Yuuri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora