03|El búho

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Reese

Una melodía suena y los árboles comienzan a moverse, suena un arroyo y la música sigue. Aparece mi hermano Ryder, que me llama. Mi nombre sale de sus labios una, y otra, y otra vez. Algo me toca el brazo y me sobresalto.

Era un sueño, y la música la alarma.

Me encuentro la cara de mi hermano pegada a la mía. Le aparto de un manotazo y me vuelvo a tumbar.

—Reese, vamos a llegar tarde a clase —dice, insistente.

—Si no me obligaras a ir andando, podríamos llegar antes.

—Es un gasto de combustible innecesario, y una manera de matar y destruir el planeta, ¿es eso lo que quieres? ¿destruir tu hogar?

Le lanzo un cojín para callarle, me quejo con un gemido y me levanto.

—Muy bien, hermanita —comenta en el umbral de la puerta con una sonrisa.

—Vuelve a llamarme así y te arranco los dientes uno a uno.

—Tan dulce como siempre —sigue sonriendo y yo pongo los ojos en blanco.

Sale por la puerta y me cambio. El pasillo se convierte en una selva al levantarnos todos de la cama.

Mis nueve hermanos salen y entran de las distintas puertas, unos para despertar a otros, algunos buscando prendas de ropa que otro le habrá quitado. Somnolientos, despeinados y malolientes, son los tres adjetivos con los que los describiría ahora mismo.

Doy un vistazo a cada uno de ellos.

Empiezo por Raphael, está estudiando medicina en la universidad, ya está en su cuarto año, es fanático de la sangre, los cortes, las heridas... No recomiendo partirse una pierna o torcerse el tobillo delante suyo ya que se te quedará mirando como un auténtico lunático en vez de ayudarte y tendrás ganas de partirle la pierna a él. No se separa de su estetoscopio, siempre nos preguntamos si se ducha con él. Es el mayor pero también uno de los más infantiles. Su cabello oscuro se revuelve en el aire y sus ojos azules, como los del resto de la familia, fulminan a las personas con las que habla.

Luego paso mi vista a Rudy, el aspirante a actor, estudia teatro en una academia cercana. Le encanta el cine y hablar sobre él, nunca le pidas opinión sobre largometrajes o libros, otra de sus aficiones, si quieres que el final sea una sorpresa. En las películas es obligatorio taparle la boca con cinta adhesiva si quieres verla en paz. Es el más expresivo de todos y sensible. Cada semana se cambia de color de pelo, le encanta hacerlo.

Discutiendo con los dos anteriores está Roderick, el obsesionado de la moda. No te deja salir con un chándal simple, le encanta obligar a mi hermano Reuben a probarse vestidos y ropa. Su habitación parece una tienda de telas, es imposible distinguir la cama. Tenemos una teoría de que duerme en el suelo con todo su material abajo. Es capaz de coser a velocidades inimaginables, por ello es el encargado de los trajes de navidad, y de la colada porque siempre se está quejando de lo mal que lo hacemos los demás. Es el más bajito de todos, pero tiene el pelo tan oscuro cómo el resto de mis hermanos.

Los tres trillizos y compañeros de cuarto pelean por que alguno de ellos se olvidó de recoger una taza de café y ahora está el suelo sucio de restos del líquido. No quiere admitirlo, pero todos sabemos que el adicto al café es Raphael, no debe tener muchas más excusas.

Una pregunta que siempre está en el ambiente de nuestra casa es por qué nuestros padres decidieron tener más hijos después de ellos tres de golpe. Nadie la ha respondido nunca, ni lo hará. Seguiremos bromeando con que la culpa es de lo idiotas que son los mayores.

Bailar bajo el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora