XV

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Byun Baekhyun se puso en pie muy despacio.

Temblaba. No era capaz de remediarlo. Aquellos besos cálidos y después aquellos otros ofensivos, producían en su ser como un desgarramiento.

Quedó apoyado contra el respaldo del sofá y su rostro palidísimo y sus labios crispados, aún aumentaban su auténtica belleza de hombre exquisito.

No hubo rabia en su voz, ni siquiera reproche. Hubo dolor. El dolor de sentirse tan humillado y maltratado sin razón.

-Tengo plenos poderes -dijo bajísimo- para imponer lo que me parezca humano y razonable, y no estoy dispuesto a tolerar que cambies las costumbres que impuso tu tío hace muchos años.

Chanyeol emitió una risita sarcástica.

-Él está muerto, bien muerto, y yo me alegro de que lo esté. No me casé contigo por darle gusto. No soy hombre que recoja las migajas que otro dejó, aunque éste otro sea mi tío. Me casé contigo porque quiero darte una lección. Aquí, quien manda, quien gobierna, quien ordena, soy yo, y si no quieres admitirlo así... tendrás que irte.

-Eso es lo que tú deseas, ¿verdad?.

¿Lo deseaba?

Debiera desearlo, pero, no sabía por qué, no lo deseaba. No y mil veces no.

¿Es qué estaba loco?¿Es qué lo quería aún, pese a haber sido de su tío? ¿Qué clase de hombre era él? ¿Es qué no tenía ni un poco de dignidad?

-Vete cuando quieras -gritó exasperado, diciendo todo lo contrario de lo que sentía-. Vete, sí. Eso es lo mejor para los dos.

-No me iré, Chanyeol. Me humillarás y me maltratarás y no me iré, porque he prometido quedarme aquí, y no habrá fuerza humana que me mueva. Y te pido, sin soberbia y sin orgullo, humillado si quieres a tus pies, pues yo no cuento en este caso, ni cuenta mi orgullo ni mi dignidad, que ordenes el préstamo para Nam y permitas que Max se retire como tantos otros se retiraron en esta hacienda.

-El exquisito generoso -se mofó él, maldiciéndose por ser así, pues no hubiera querido serlo-. El hombre bondadoso que todos admiran y adoran. Yo no soy tan bueno, Byun Baekhyun -gritó, exasperado-. Yo soy un amo rígido y no tengo por qué soportar las debilidades de los demás. Si Nam no puede hacer estudiar a sus hijos con lo que gana, que los ponga a trabajar.

-Me pregunto qué ocurriría contigo, si míster Park pensara igual con respecto a ti. No serías un ingeniero poderoso, dueño de este imperio. Serías... un peón, y otros, como tú ahora, te apalearían y humillarían.

Él levantó el puño y lo agitó en el aire, pero, cosa extraña, no supo pronunciar palabra en contra de las frases del castaño.

Baekhyun, creyendo haber ganado algún terreno, se apresuró a añadir:

-Podemos razonar los dos, Chanyeol. ¡Es tan fácil hacer concesiones cuando no cuestan sacrificio alguno! No pienses en mí. No cebes en ellos tu amargura, si es que la sientes. Oféndeme si quieres y, maltrátame, pero no te olvides de los que dependen de ti.

-¿Quieres qué te admire?

-No -dijo Baekhyun suavemente-. Quisiera que me amaras, pero eso ya sé que no es posible.

-¡Cállate!

-Yo te quiero, Chanyeol. Así, así te lo digo. ¿Para qué tratar de engañarte?

-Me quieres y te casaste con mi tío.

Odio Que Seas De él - ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora