—Mi nombre es Bakugō. Y tengo una adicción a las drogas.—repetí de forma cansada.
Era lo que me habían obligado a decir como introducción, y la verdad no podría importarme menos. Todos en el círculo repetían lo mismo hasta el punto que ya era cansado. A la distancia pude ver a la vieja bruja con una mirada preocupada en mi dirección, como si no pudiera verla en el umbral de la puerta.
Tomé un suspiro para tirarme de vuelta al asiento, recordándome que lo hacía por ella. No es que alguna vez me tomara algo que me dijera la bruja muy enserio, pero al ver sus ojos llorosos y llenos de preocupación mientras estaba en la camilla del hospital, no pude evitarlo.
—Aceptarlo es un paso importante.—dijo el hombre pelinegro sin ningún timbre de emoción en su voz, tenía el cabello tan largo que le llegaba a los hombros. Lucia tan desaliñado que parecía un vagabundo, se notaba que estaba cansado de estar ahí definitivamente. Y siendo sincero, yo también lo estaba.
—¡Gracias por compartir con nosotros!—un chico de pelo verde se paró para hacer un par de reverencias, suponía que era asiático, si tenía que adivinar diría que japonés.
Era su turno de hablar, pero no lo hizo.
Le cedió la palabra a Aizawa, el vagabundo. Se me hacía extraño que no dijera nada, ya que todos debíamos presentarnos y decir nuestros nombres, pero el chico pelo verde no lo hizo.
Después de la bienvenida de Aizawa no pasó mucho tiempo hasta que el grupo pudo disolverse por el día de hoy. El japonés de cabello verde se dirigió a la mesa de café, donde por alguna razón, yo también me dirigí.
Parecía estar intentando servirse café, así que me puse a su lado y lo imité, tomando la otra tetera con café. Existía una distancia entre nosotros, sin embargo note como se tensó cuando me acerqué a la mesa.
—¿Por qué no hablaste?—pregunté mientras servía café, agarrándolo con la guardia baja.
Saltó por la sorpresa.—Hola.—saludó nerviosamente sin dirigirme la mirada.
—Yo-o no hablé porque ya no soy adicto.—sonrió aún dándome la espalda, mientras se servía café. —Soy ayudante de Aizawa, sólo eso.
Asentí para hacerle saber que entendí, hubo un silencio corto por un momento, pues dejamos de hablar y casi todos se habían ido. Solo existíamos los dos en una sala vacía con el decadente sonido del café llenando la taza.
—Ya no eres adicto. Lo fuiste entonces. —repetí y sentí como se volvía a exaltar. —¿Qué consumías?
—Oh. Marihuana, es algo irónico por mi cabello. Lo sé.—se rió con frescura, las adicciones siempre eran muy tabú para mi círculo social, nunca había podido hablar con naturalidad sobre adicciones sin que existiera cierto tipo de morbo de por medio.
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KatsuDekuTober 2020
FanfictionInclusive después de todas las primaveras, de todas las veces que rompiste mi corazón, de todas las mañanas que tuvimos, no podía evitarlo. A pesar de todo el dolor que nos causamos, no podía evitar que la suave brisa de Octubre me recordará a tu so...