¿Qué apostamos? -OffGun-

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Las vacaciones pasaron a una velocidad pasmosa. Los regalos de Papá Noel y los Reyes Magos llegaron abruptamente cargando el ambiente de un aire familiar que a cualquiera cautivaba. Los niños más afortunados abrían entusiasmados sus juguetes nuevos y los menos afortunados vivían con ilusión ese pequeño detalle que sus padres siempre les compraban, aunque para ellos fuera un gasto innecesario que les pesaría a final de mes.

Las quedadas de amigos se iban celebrando. Tae y Mint, en una ocasión, habían invitado a todos a una sesión de karaoke. En ella, descubrieron que la mayoría de sus amigos, excepto Sarinha que se sabía defender, eran unos mancos afinando. Seguramente no se rompieron los cristales porque eran a prueba de bomba, como mínimo. Sobre todo, estuvieron a punto de temer por sus tímpanos cuando a Oab y Toy se les ocurrió cantar la canción de Pimpinela que tantas rupturas había ocasionado: Olvídame y pega la vuelta. ¿Quién hizo de chica en la canción? Ninguno, ambos cantaban toda la canción indistintamente de quién debiera cantar en un dúo. Se podía ver, con esto, la profesionalidad de los dos chicos.

En cierto momento de todas las salidas que hicieron, Mint reparó en una pulsera adicional que Gun vestía junto con las demás que se solía poner. Se calló en silencio ese dato para que ninguno de sus colegas intentara agobiarlo y averiguar de dónde la había sacado; porque ella sabía perfectamente que él no se la había comprado. Su amigo nunca se compraba accesorios, siempre tenían que ser los otros quienes se los regalaban, aunque al pelinegro le gustaban, odiaba gastar su dinero en cosas de las que podía prescindir. Muchas veces había dicho que esos eran simples adornos para tu cuerpo y que si no existieran nadie haría un drama, por esa mentalidad había llegado a perder pulseras y muñequeras por descuidarlas. Ahora, con esa nueva pulsera de cuero, era diferente: la cuidaba, la mimaba, no se la sacaba en casi ninguna ocasión, y la rubia pudo observar cómo en ciertos momentos jugaba con ella con sus dedos con mimo y cariño.

Tuvo muchas ganas de preguntarle por ella, hasta pensó en hacerle algún comentario cuando estuvieran solo, pero descartó totalmente esa idea. Gun se lo diría cuando considerara que debiera hacerlo, así que no iba a atosigarlo por un simple accesorio. Cuando llegara el momento, ella sabía que se lo diría. Siempre había sido así.

Por su parte, Off disfrutaba de las fiestas que organizaba en su casa. Este año había hecho menos que en años anteriores, porque últimamente no estaba de humor para tener un montón de gente casi desconocida dando voces y emborrachándose mientras sonaban estruendosas canciones de fondo. Prefería salir a pasear solo, o en su defecto con Tay y New, mientras escuchaba cualquier canción en su móvil. Y por supuesto, hablar todo el día y quedar alguno con Gun.

Desde el día de Navidad ambos estaban más sueltos, como si algo se hubiera derretido en ellos esa noche de invierno dejándolos ser más cercanos. Off pensaba que estar con Gun era como estar con un amigo de toda la vida, en el cual puede confiar para contarle cualquier cosa y que siempre él siempre lo iba a comprender y apoyar. Nunca, en su vida, se había sentido así con nadie. Bueno, mentira, sí que se había sentido así con alguien, pero ese alguien ya era cosa del pasado y no podía contarlo. Lo recordaba como una parte bonita de su vida, y ya.

Nadie de su entorno notó el excesivo cuidado con el que trataba a la única pulsera que ha llevado en su vida. Sí, Maprang y Daniel le preguntaron de dónde la había sacado y por qué de repente se le había dado por ponerse a usar una pulsera cuando a él, dicho textualmente: 'nunca le gustaron'. Pregunta que obviamente él se negó a contestar, pues con su vida podía hacer lo que le diera la gana. Ellos tenían razón en que él nunca había usado pulseras y que no le gustaban, pero esta era diferente: se la había regalado Gun. Para Off, ese motivo ya era una razón de peso suficiente para llevarla cada día del año.