Elinor se quedó sin nada después de la Segunda Guerra Mágica.
Ella fue solo otro combatiente, otra bruja, otra alumna más que peleó contra la oscuridad y ganó, pero perdió bajo la asombrosa sombra de Harry Potter. Ningún digno reconocimiento bajo su...
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"¡BONJOUR! ¿COMMENT ALLEZ-VOUS?"
Cuando la puerta del Deli se abrió, una linda campana dorada justo arriba de esta siempre iba a sonar. Y entonces un bienvenido escapaba de los labios de Elinor espontáneamente.
Después de hacer eso repetidamente durante años, iba a llegar a sonar siempre espontáneo.
"Incluso si me dieras la bienvenida todos los días en francés, Ellie, no significa que voy a entender ese idioma algún día. Pero estoy bien, gracias" La Señora Lionetta Darcy le dio una palmada a su brazo izquierdo dos veces.
"Oh, está acá por el taller, ¿no Madame?" Elinor pregunto con una sonrisa. Ella no era del tipo de dar pequeñas y tímidas sonrisas. Siempre era mostrando todos sus dientes. "¿O debería darle lo de siempre?"
Elinor ha estado poniendo dos Torsades de chocolate, un Bizcocho de limón, un Cruller y una Tarta de avellana en una bandeja para esa amable señorita todos los días, durante los tres años. A veces Lionetta ordenaba más durante los fines de semana o en los días festivos, a veces menos de lo usual, pero el Deli era indudablemente la principal razón detrás de la obesidad de sus hijas gemelas.
A pesar de todo, nadie los podía culpar.
Desde la panadería francesa se puede oler el aroma de las tortas recién horneadas y del pan caliente que podría llevar a cualquiera a hacerle una visita y consecuentemente comprar algo de los estantes. Bielle estaría buscando restaurantes potenciales detrás de la caja, Etienne estaría ocupado monitoreando la hirviente y caliente cocina, mientras Elinor y Cameron estarían deambulando alrededor de la tienda cuando se necesitaba ayuda. Ezme contribuía también, cada vez que ella estaba en la ciudad.
"No, gracias," Lionetta respondió "Voy a hablar con Bielle."
"Está bien entonces."
"¡Nos vemos más tarde, Ellie!"
Lionetta camina, seguida de sus dos nomofobias(1) hijas, Isla y Elena, quienes también se inscribieron para el taller.
Tres largas y metálicas mesas han reemplazado el chic usual rodeado de bandejas decorativas, estanterías y vitrinas. La familia Rousseau quien es dueña de la Deli boulangerie han puesto en cada mostrador cinco batidoras, una balanza, rodillos de amasar, pinceles de cocina y varios ingredientes que se necesitaban para hacer los Croissants tradicionales de mantequilla antes de que los participantes pudieran inundar la pequeña pastelería.
Si, prácticamente, la Deli era pequeña.
Pero era locamente popular.
Era una de las tiendas más icónicas y visitadas por los turistas en Devon, a pesar de que es francesa y está en Inglaterra, así que no tenía mucho sentido. Pero Elinor no se estaba quejando. Esa reputación hacia que la pastelería siguiera.
