Elinor se quedó sin nada después de la Segunda Guerra Mágica.
Ella fue solo otro combatiente, otra bruja, otra alumna más que peleó contra la oscuridad y ganó, pero perdió bajo la asombrosa sombra de Harry Potter. Ningún digno reconocimiento bajo su...
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"¡BONJOUR!"
Jueves empezó un poco lento en la Deli.
George llego a las diez, diciendo que estaba aburrido en su oficina. Cameron, Ezme y Etienne lo entretuvieron conversando detrás del mostrador mientras Bielle los escuchaba, leyendo una revista.
Elinor se sentó al lado de su madre, leyendo Cumbres Borrascosas escrito por Emily Brontë. Las dos mujeres lucían idénticas con sus piernas cruzadas, sus labios en una mueca y sus cejas fruncidas. Bielle porque los vestidos no le estaban gustando y Elinor porque pensó que era un libro de romance. Parece ser que no lo era realmente.
La campana de la puerta la trajo de vuelta a la realidad y ella por instinto saludo en francés, cerrando su libro y poniéndolo encima de su silla. Se separo del grupo y camino hacia el cliente.
Era un hombre muy guapo y atractivo.
Estaba vistiendo uno de los uniformes de color verde al parecer de los marinos de Estados Unidos, con su camisa café, corbata marrón, zapatos negros brillantes y una variedad de medallas. Un poco de barba se le podía ver en su barbilla.
"Hola," él saludo en un dulce, acento estadounidense. "¿Puedo hablar con Elinor? ¿Elinor Rousseau?"
La confusión se le podía ver en la cara, pero aun así Elinor seguía con su gran sonrisa. "Soy ella. ¿Y usted es...?"
"Un placer conocerte," El marino dijo, ofreciendo su mano. "Mi nombre es Christopher Dixon. No sé si lo recuerdas, pero mi tía estuvo en un taller aquí. Uh... ¿Florence Dixon?"
"¡Oh, si claro!" Los ojos de Elinor brillaron en reconocimiento. "Christopher... Eres su sobrino, ¿no?"
"¡Sí! Dime Chris."
Elinor sacudió su mano con la de el entusiasmadamente. "Dime Ellie. Madame Dixon habló muy bien de ti."
"No mientas, se que dijo que actuo como un niño de tres algunas veces. Ella me dijo."
Las risas y tono emocionado empezó a capturar la atención de todos. Ezme abrió la boca en sorpresa y susurró para los que estaban al lado de ella escucharan. "Oh, dios, ese chico está muy bueno."
"¿Mas que yo?" Cameron preguntó, fingiendo que estaba dolido.
Ezme agarró sus mejillas y lo obligo a mirar al alto, atractivo, musculoso y caballeroso soldado. "¿Estás bromeando, Cam? Mira a eso."
"Está bien. Admito que me rindo." Cameron resopló.
