Aquel lugar comenzaba a aburrirle en gran medida. Ninguna de las personas en venta era lo suficientemente extravagante para su gusto personal. Solo veía con una expresión aburrida mientras se oía de fondo los gritos de los demás presentes aumentando las cifras que ofrecían compitiendo por lo que ofrecían mientras que el subastador animaba a que ofrecieran mas dinero. Mas que nada, porque ya tenia en mente a una persona en especial.
Había acudido a ese lugar por sugerencia de Rengoku, solo algo para "salir de la rutina" y divertirse un momento.
—Te noto un poco aburrido, Tengen ¿de verdad no te gusta nadie? —el joven de mechas rojizas se le acerco para preguntar.
— ¿Qué hay de ti? No estas participando— apoyaba su mentón sobre su mano derecha, desvió la mirada para ver a su compañero.
—Bueno, no he encontrado algo de mi gusto— respondió riendo con fuerza al final.
Suspiro cansado, cambiando de postura encorvándose en su asiento, la subasta continuó con un par de personas más, hasta que por fin apareció alguien que capto su atención, haciéndole erguirse en su asiento de forma casi instantánea. Rengoku sonrió divertido al notar eso, presto igual atención al nuevo "producto".
— ¡Esta es nuestra última pieza del día! —continuaba el presentador de la subasta— Es un chico bastante especial. Es delicado como una flor, tiene una piel inmaculada y un color de cabello y ojos excepcionales. Es un deleite a la vista y no solamente eso este chico es un doncel— los presentes emitieron una expresión de asombro.
Trajeron sobre una plataforma con ruedas al "chico especial", estaba desnudo, amordazado y los brazos atados a su torso, sus ojos estaban cubiertos por una venda que fue retirada permitiéndole ver lo que estaba a su alrededor. Sus ojos ámbar soltaban un mar de lágrimas, producto del miedo que estaba sintiendo en ese momento.
El publico presente no tardo en dar sus ofertas, aumentando cada una para poder ganar al chico.
—No puede ser...— Uzui estaba en estado de shock al ver de quien se trataba.
—Tengen ¿ese chico no es...? —él también lo había notado.
Las apuestas iban en aumento al igual que la furia de aquel líder yakuza.
— ¡Cien millones! —elevo la voz a la par que se levantaba, la sala guardo silencio ante aquella cantidad de dinero. Hubo unos segundos de silencio en donde ni siquiera Kyojuro supo que decir, era demasiado lo que ofrecía, aunque podía entender un poco como se sentía en ese momento.
El presentador retomo el curso, y ante la falta de más ofertas, Tengen había comprado al doncel.
Sobre él se proyectaba varias luces que lo cegaban, así que no podía ver los rostros de las personas que tenia delante o al menos ver el rostro de la persona a la que había sido vendido. Le vendaron nuevamente los ojos para sacarlo de ahí mientras temblaba, desconocía que seria de él ahora en adelante y eso le aterraba demasiado.
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— ¡Muchas gracias!
—Gracias por su compra, vuelva pronto— una señora mayor salía de su tienda, provocando otra vez el sonido de campana que estaba en la puerta. El chico le siguió quedándose afuera para regar y arreglar algunas de las flores que se encontraban afuera de la florería donde trabajaba.