Capítulo 2, aquello que es roto.1

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Perdida en el espacio no sabía cómo empezar, no sabía cómo cambiar lo que al principio parecía destinado para ella durante toda la terminada, hambrienta de deshacer todo lo que veía pero era incapaz de hacerlo. Entonces algo empezó a moverse en las sombras, y tuvo su respuesta en la luz, un pequeño destello iluminaba un punto del hielo, como si algo la estuviese llamando, ella se levantó y caminó descalza sobre el desgarrante hielo, casi tambaleante puso sus ojos en aquello que dejaba de brillar, lo veía, lo sentía, estaba naciendo, un chico, recién nacido, estaba llorando, como cualquier niño, pero no lloraba como todos, lloraba de dolor, era especial, estaba enfermo, enfermo antes de que pudiese pasar un segundo de vida, y ella se preguntaba, ¿Por qué? De qué es culpable, empezó a gritar tan fuerte hasta que el sonido se quedó vacío, y empezó a golpear con todas sus fuerzas el hielo que tenía debajo, esta vez sus manos no estaban rojas, sino que se le empezaban a abrir grietas en ellas, y entonces, una gota de sangre calló tiñendo el blanco y transparente hielo, cada golpe un latido de su corazón que bombeaba el líquido rojo que caía cada vez con más frecuencia en el hielo. Algo que nadie se esperaba, y mucho menos ella, iba a empezar a ocurrir, el último golpe sonó más fuerte de lo normal, cuando una grieta se abrió del irrompible hielo, una grieta manchada de sangre, mandada de dolor, sin embargo ella no podía más, había gastado todas sus fuerzas, por lo que se tiró en el suelo esperando recuperar fuerzas, pero lo que no podía saber, era que a veces solo una chispa para encender un incendio, mientras estaba tumbada podía oír el sonido resquebrajante, podría decir que se estaba rompiendo el dolor, o que se estaba esparciendo.

Una vez recuperada volvió en sí, y pudo ver como todo lo que antes había sido tranquilo empezaba a cambiar, a lo lejos podía ver humo, que en realidad era polvo de hielo que se estaba rompiendo, y fue cuando otra gota de sangre que se le cayó le hico mirar abajo, la imagen del niño era distinta, ya no lloraba, estaba bien, tranquilo, ¿Había superado todo el dolor que la vida le tenía preparado? y la imagen desapareció, y fue cuando ella no pudo hacer otra cosa que golpear más y más el hielo hasta que por fin logró romper la barrera que la tenía cautiva, la que había hecho que fuera esclava del dolor y la impotencia estaba rompiéndose, ¿qué sería de ella ahora?. Un gran dolor de cabeza se apoderó de su mente, y lo pudo oír, pum, pum, el latido de su corazón se acumulaba dentro de sus oídos, no podía aguantar tal dolor, por lo que cayó en el suelo desmayada, ante el miedo de cambiar todo lo que había sido durante todo este tiempo. Poco a poco el hielo se iba apoderando de ella, la iba cubriendo, tapando, lentamente comenzó con su delicado brazo, y siguió por sus piernas, ella se hizo al hielo como el hielo se hizo a ella. Entonces abrió los ojos y se vio cubierta de hielo, de frío, quiso moverse pero le fue imposible, aunque ella en el fondo sabía que el hielo se estaba rompiendo, no tardaría mucho tiempo en volver a sentir el aire.

Atrapada en sí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora