Capítulo 5. Caída fría

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Ella entró a la casa de Adan, como si de toda la vida fuesen amigos, este le enseñó la casa, sabía que no debía confiar en nadie extraño pero ella le parecía diferente, distinta, y ofrecía confianza por todos lados, aun así era demasiado misteriosa para Adan. Ambos se sentaron en uno de los sofás antiguos que tenía en el salón, ninguno articuló palabra hasta que Adan se levantó diciendo que hacía demasiado frío, iba a encender la calefacción, la puso al máximo. Estuvieron mirándose como si los ojos pudiesen hablar, sin decir nada, pero a la vez contando mucho, algo raro estaba pasando, por mucho que Adan había puesto la calefacción hace rato, la habitación no estaba caliente ¿Por qué? Sin saberlo se levantó y fue a comprobar si se había estropeado, pero al entrar a su habitación pudo comprobar que la temperatura funcionaba bien, puesto que incluso se podría decir que hacía calor, había cosas que no acababa de entender pero apagó la calefacción, para que desperdiciar energía si no funcionaba.  En cambio Ella si sabía lo que estaba pasando, se había dado cuenta hacía rato de que mientras ella estuviese cerca, nada podría estar caliente, no sabía si decírselo o callar el secreto, puesto que si le decía algo empezarían las preguntas sin respuesta que ella no conocía la manera de contestar. Mientras tanto ella debía de pensar, qué hacía ahí, por qué a ella, y por qué podía ver lo que le pasaba a Adan.Mientras que Adan estaba ocupado haciendo algo que llevarse a la boca, ella no podía resistir sentada en el sofá mientras no encontraba respuestas para nada, así que salió como alma que lleva el diablo y se echó a andar a la calle. A diferencia de la mayoría de las ciudades que había visto esta era más bien diferente, la carretera era antigua, y la mayoría de las casas estaban hechas de madera, mientras caminaba se cruzaba con gente que ya no la miraban tan raro después de la ropa que Adan le había dejado.

Sin embargo aunque el primer paso que era salir ya lo había hecho, no sabía por dónde empezar, para ella era como vivir una película puesto que nunca había estado en un lugar así, solo lo había visto en los trozos de hielo que se acumulaban en aquel hostil paraje extraño. Mientras caminaba veía a la gente, la mayoría relajados, y la gran parte eran personas mayores, pero a pesar de eso ella podía ver en los ojos de cada uno todo lo malo que habían pasado y que estaban pasando, eso era algo que con Adan no había conseguido hasta que no le tocó y fue cuando se dio cuenta de que quizás las respuestas que estaba buscando se encontraban en ese chico de pelo oscuro y ojos verdosos que había conocido esa mañana, por lo que se dio la vuelta y volvió bajo sus pasos. Mientras lo hacía se cruzó con un anciano, aparentemente normal, pero no era así, venía del médico donde le había dicho que su vida estaba apunto de acabarse, y entonces pudo verlo, las imágenes de una fábrica, una fábrica donde se trabajaba con material radiactivo sin apenas ninguna protección, además pudo verle de joven, sentado en una de las sillas cerca de los inmensos bidones comiendo, lo que era muy peligroso debido a la alta radiación que se estaba llevando a la boca, ahora podía ver arrepentimiento y un fuerte dolor en el brazo, como si le estuvieran pinchando, entonces ella se lo miró y lo tenía rojo, hinchado con un pequeño bulto cerca de la muñeca, entonces el anciano terminó de pasar y se despertó de la visión que había tenido, y continuó caminando con lágrimas en los ojos y ahogando el dolor que había sentido.

Atrapada en sí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora