Capítulo 7. Fuego fauto.

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Mientras en aquella ciudad la cual la nieve no podía ocultar, en otro lugar el fuego seguía abrazando a él, a pesar de que ver la felicidad del mundo no era para nada un trabajo desagradable, él no sabía cuánto estaría así, el fuego que lo rodeaba lo tenía atrapado, no podía escapar, y cuando lo intentaba el fuego se avivaba con una gran fuerza y mostraba imágenes más nítidas que impedían que pudiese irse, apenas podía ver más allá del horizonte, y no había nada que pudiese ayudarle, estaba solo, solo cubierto de felicidad. Entonces vio una imagen en el fuego, aparecía un chico con ojos verdes caminando al lado de otra chica, una chica rubia casi con el pelo blanco, y un poco pálida, entonces ella se giró para mirar hacia atrás y parecía como si lo hubiese mirado durante un rato, fue cuando una gran ráfaga de viento helado sacudió la imagen que estaba viendo, y seguía arremolinándose a su alrededor apagando el fuego que tenía, y fue cuando entonces de verdad pudo sentir la felicidad en sí más grande que nunca, porque no había fuego, podía huir, pero cuando se disponía a caminar para ver donde le deparaba el destino el fuego apareció volviéndolo a arrodear, pero parecía distinto, así que intentó atravesarlo y el fuego se abrió ante el haciéndole un pasillo custodiado por llamas. Sin ninguna seguridad de lo que estaba pasando, o de lo que iba a pasar empezó a andar por primera vez desde siempre, pero tanta felicidad le cegaba, le cegaba para preguntarse quién era esa chica, y de dónde había salido ese viento frío que le había salvado de sus ataduras. El camino parecía largo, y no sabía cuánto podían aguantar sus piernas débiles no acostumbradas a moverse, cuando miró hacia el fuego que tanto felicidad le había hecho, ¿sería lo correcto huir de algo que no te ha hecho daño? Se preguntaba mientras avanzaba, paró un segundo y levantó los brazos como modo de relajamiento, y entonces el fuego volvió a rodearle, pero esta vez por mucho que lo intentaba no volvía a conseguir abrir el pasillo de antes. ¿Dónde estaba la ráfaga de viento cuando la necesitaba? Pero no podía estar triste, había aprendido que todo se supera con una gran sonrisa así que se limitó a sonreír, y a estar feliz,  y parece que funcionó puesto que vio detrás del fuego una luz, y camino volvió a aparecer delante suya.

Andó lo suficiente como para tener la luz cerca, delante suya, para contemplarla, no era una luz, sino una llama que ardía en el aire, una llama de color azul, era distinta a las que estaba acostumbrado a ver, lentamente se puso delante, en sus ojos se reflejaba  el color azul intenso, la curiosidad le mataba, así que, puso la mano en el fuego, y fue cuando todo el fuego rojo que había a su alrededor se convirtió en azul, este no reflejaba imágenes, pero se movía, se movía rápidamente hacía él, y sin poder nada quedó cubierto de esa candela incansable que ardía con él mismo.

Atrapada en sí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora